martes, 21 de abril de 2015

Hero {EunHae}



Un día como cualquier otro en lo profundo del mar despertaba un lindo e inocente pecesito, Hae era su nombre.
Emocionado el pecesito desayuno esperando a su oadre, ese día era muy especial puesto que era su cumpleaños y su padre le había prometido llevarlo a conocer otra parte del oceano.
-Papá vamos rápido- llamaba a su padre inquieto pero sobre todo curioso, sería su primera vez en mar abierto, necesitaba pero sobre todo quería conocer todo lo relacionado a su mundo.
Varias horas habían pasado y el pobre pecesito se encontraba cansado pero aun quería seguir explorando, mirando curioso una extraña sombre reflejada en el agua la siguió, eso no estaba ahí cuando emprendieron el viaje.
-Mira papá, una extraña sombra- llamo a su padre para que viera su gran descubrimiento-ante sus ojos- la sombr comenzó a moverse en dirección a ellos. El pecesito maravilladopor ello no le presto la más mínima atención; ni cuando varios de los peces a su alrededor comenzarón a emprender camino para otra dirección, todos por diferente lados, su padre gritándole que se fuera de ahí. Gritos y más gritos perturbando su paz.
Fue capturado.
Llevado lejos de su familia y amigos, sin ninguna razón de donde podría estar y que harían con él. Había escuchado diferentes historias de lo que les pasaba a los que eran los "elegidos" pero no sabía si alguna fuera cierta.
-Ese, le daré una buena cantidad de dinero- si, había sido comprado. Llevado a su nuevo hogar su "dueño" quien no le presto ni la más mínima atención lo dejo encerrado en ese hoyo transparente- un vaso-.
Decaído dando vueltas oyó un ruido seco de algo cayendo, deteniendo su vuelta observo curioso a esos ojos cafés claros que le devolvían la misma mirada.
-Hola pecesito, me llamo Eunhyuk... ¿Cuál es tu nombre?- ese niño... ¿le estaba hablando? ¿A él, a un pez?
-Hae...- ¿porque contestar si no comprendería nada?
-Hola Hae, espero y estés comiendo bien. Mi tío me dijo que tu serías mi pez así que espero llevarnos muy bien- le dio una sonrisa, la cual le había permitido ver sus encias.- Estoy loco- pensó el incoente Hae. Después de aquel extraño suceso las charlas se volvieron amenas y entretenidas.
Pero aún así se seuía preguntando "¿Cómo puede entenderme?
Los días, semanas, meses y años pasaron, el niño cayo en una profunda enfermedad... Muriendo, siguiéndole al final el pobre pez. Pero aún así feliz al escuchar las últimas palabras de quien había sido su mejor amigo. "Te amo Hae"
°°°°°°
Despertó sobresaltado, mirando para todos lados, no había ningun pez nada de aquello.
-Solo fue un sueño... aunque se sintió tan real- miro a su lado observando a su compañero de habitación Eunhyuk. La duda seguía en él ¿Porque soñar con Hyuk habiendo tantas personas? Lo miraba atentamente perdido en los recuerdos de aquel extraño sueño, sin percatarse que su compañero lo miraba por igual.
-Hae...- su voz en un susurro sacándolo de sus pensamientos, sonrojado aparto la vista cambiando de lugar dándole la espalda.- Donghae "Mar del oeste" por fin comprendo tu nombre.- hablo Hyuk dejando pensativo a Hae. ¿Qué querría decir con el que por fin comprendía su nombre? Era normal "mar del oeste" el lugar donde nació cerca de Mokpo. Lo que decía Eunhyuk no tenía sentido alguno.
-Hae... mirame- abrazándolo por detrás susurro en su oído. Seguido por el impulso hizo lo pedido quedando los dos cara a cara.- Mis amigos piensan que estoy loco ¿en verdad lo estoy Hae?- recitando las misma palabras que el niño de su sueño Hae lo miró sorprendido.
-No es posible- fue la frase que salió de su boca.
-Hola pecesito me llamo Eunhyuk ¿Cuál es tu nombre?- siguió hablando Hyuk.
-Hae- respondió sonrojado y con la vista baja. Hyuk sonrió abrazándolo más fuerte.
-Hola Hae, desde ahora serás mi pecesito espero llevarnos bien- susurro Hyuk en sus labios dándole un suave y cálido beso.
-Hyuk.... te amo- confeso Hae en medio del beso.
-Te amo Hae.

El hilo rojo del destino siempre puede estar cruzado o jalado por los demás hilos pero nunca será roto, tú hilo puede llevarte de algo tan sencillo a complicado así como llevarte de vida en vida. No importa lo que pase siempre terminaras con tu verdadero hilo rojo del destino o como muchas personas lo llaman "Alma gemela".

lunes, 20 de abril de 2015

Control


PRÓXIMAMENTE...

Kim Hyung Joon a sus 12 años de edad es vendido por su propio hermano para pagar una deuda pendiente, lo que se esconde detrás de un hermano ejemplar y cariñoso nadie lo puede saber a menos que quiera conocer a sus dioses en persona. Joon es vendido para trabajar en un burdel de Japón donde su vida cambiará más de lo esperado....

¿Cómo será su vida de ahora en adelante?
¿Será tan malo como lo piensa?

SS501 y SuJu


martes, 23 de diciembre de 2014

Una Carta A Santa Claus *Terminado*


Prólogo

Santa Claus recibe la carta de un niño pidiendo que le consiga un novio a su papá. Así que Santa decide enviar a Young Saeng, un elfo que había perdido la alegría y estaba sumido en una profunda tristeza, para que ayude a Hyun Joong a encontrar a la persona indicada. 

Saeng tiene una misión, buscar un novio al papá de Minwoo, pero con el transcurso de los días él termina enamorándose del hermoso hombre de ojos castaños. No sabe qué hacer, seguir con su misión y buscarle un novio a Hyun Joong, o dejar salir los sentimientos que tiene por él, y hacerlo suyo para siempre.

¿Conseguirá Minwoo su deseo de navidad?


Introducción

“Querido Santa:

Quiero darte las gracias por el guante y la pelota de béisbol que me trajiste la navidad pasada. Appa siempre dice que debo agradecer cuando recibo obsequios, así que gracias. 

Un niño de la escuela se burló de mí hace poco, él dijo que era un tonto por creer en ti. Yo sólo me quedé en silencio, porque sabía que él estaba equivocado. Yo sé que eres real, y es por eso que esta navidad no quiero ningún regalo para mí. Yo… sólo quiero tener otro Appa.

Appa está tan solo desde que mi Appa Kyu murió, y yo… yo quiero verlo feliz. Él ya no sonríe, y quiero verlo reír. Lo extraño, ya no es el mismo Appa de antes, y es por eso que quiero pedirte que le consigas un novio. Quiero verlo feliz otra vez. Sabes que me he portado muy bien este año, y era para pedirte este regalo.

Por favor Santa. ¿Puedes encontrarle un novio que haga feliz a mi Appa?

Confío en ti, y esperaré emocionado la mañana de navidad para ver la sonrisa de felicidad en la cara de Appa. Ese es regalo que quiero.

Bueno, eso era todo.

¡Feliz Navidad!

Con cariño,

Minwoo.

PD: Te dejaré como siempre galletas y leche junto a la chimenea.”

Hyung Joon, el elfo jefe encargado de las cartas, observó atentamente el rostro del Gran Jefe. Su mirada brillaba de cariño y ternura cuando recibía este tipo de cartas. No era muy común que un niño prefiriera olvidar los obsequios para pedir algo para alguien más, y eso emocionaba mucho al jefe.

—Este niño es tan tierno —murmuró Santa, con una sonrisa de felicidad en su rostro—, y las galletas que me deja siempre son deliciosas.

Joon sonrió, amaba esta parte de su trabajo. Cuando el jefe descubría que la inocencia y el cariño de los niños no cambiaba a pesar del paso del tiempo.

El Gran jefe acarició su tupida y blanca barba, pensando.

—Necesitamos encargarnos de cumplir el deseo de Minwoo lo antes posible. Faltan tres semanas para navidad, y quiero que el niño obtenga su regalo en Nochebuena —dijo, mientras seguía acariciando su barba.

Joon asintió.

— ¿Y a quién enviamos, Santa? —preguntó curioso, ya que nunca enviaban al mismo elfo a este tipo de misiones. Santa siempre encontraba al elfo adecuado para el trabajo.

El Gran jefe se puso en pie, y se acercó al gran ventanal que daba a la fábrica de juguetes. Desde allí podía verse gran parte de la actividad de los elfos y duendes mientras producían los regalos para los niños. Joon observó al jefe, barriendo la mirada sobre los elfos trabajando, hasta que su mirada se detuvo en un punto fijo bajo ellos. Joonie no podía contener más su curiosidad, y se acercó a la gran ventana, deteniéndose junto al jefe. Se quedó sorprendido al ver a quien su jefe miraba.

— ¿Él?

Santa asintió.

—Sí, él es el indicado —dijo, observando al elfo de cabellos oscuros que registraba la producción de juguetes—. Además necesita volver a creer en la navidad…—suspiró—, y también quiero volver a verlo sonreír como antes.

Joon miró atentamente al elfo, y tuvo que darle la razón al jefe. El elfo de cabellos oscuros había dejado de sonreír hace mucho tiempo, y tenía una mirada de tristeza y anhelo que era imposible de ocultar. Sí, él era el indicado, y quizás, estando allá en la ciudad, pudiera encontrar algo que lo hiciera feliz una vez más.

—Háblale sobre la misión especial, y dile que tiene que partir hoy mismo. Puede usar su magia sólo cuando sea absolutamente necesario, lo demás debe hacerlo como cualquier humano normal.
Y debe elegir sabiamente al nuevo novio de Hyun Joong, el papá de Minwoo —dijo Santa cuando volvió a sentarse tras su escritorio.

—Sí, Santa. Lo haré ahora mismo.

Joon se volvió y salió de la oficina en busca de Young Saeng.

Capítulo 1

Hyun Joong gruñó cuando el ruido de su reloj despertador sonó con un pitido estridente. Levantó una mano y apagó esa cosa de un solo golpe. Trató de ponerse en pie, pero estaba demasiado cansado para hacerlo. ¡Joder! Parecía como si se hubiera acostado sólo hace unos minutos. 

Tenía que dejar de sumergirse en su trabajo. Enfocarse sólo en escribir sin descanso, días tras día, y sólo para olvidar a su amor, lo estaba consumiendo. Pero no podía evitarlo, a pesar de que él y su hijo se habían mudado de la casa que compartió con su esposo. Aun así, no podía olvidar. Los recuerdos siempre venían a él en momentos inesperados, dejándolo destrozado. El dolor seguía fresco en su corazón, y joder, era una agonía.

Aún podía recordar la tarde en que YunHo, el detective de homicidios y compañero de Kyu en la policía, llegó con la noticia. Sólo con mirar sus ojos lo había sabido. Apenas pudo escuchar lo que había sucedido, YunHo hablaba y hablaba, y Hyun Joong sólo pudo captar algunos retazos de la historia. Un enfrentamiento con una pandilla, disparos por todos lados, un niño escondido entre la balacera, Kyu yendo a rescatar al niño antes de que saliera herido, Kyu recibiendo tres disparos por la espalda, y… Kyu desangrando hasta morir en la ambulancia camino al hospital.
Había estado en shock varias horas hasta que Minwoo había llegado de la casa de su mejor amigo DongHyun, y allí Hyun dejó salir en gruesas lágrimas el dolor acumulado en su pecho. Contarle al pequeño que su Appa Kyu había muerto, había sido lo más difícil que había hecho en su vida. Ambos se habían abrazado intentando calmar el dolor que sentían.

Hyun cerró los ojos, no quería recordar ese día, ni los días posteriores a ello. Abrió los ojos, giró su rostro hacia la mesa junto a su cama, y suspiró. Kyu. La fotografía de ellos dos riendo con su hijo, siempre lo ponía melancólico. Aún lo extrañaba. Sabía que debía olvidar y seguir adelante, pero era tan difícil. Jamás se acostumbraría a vivir sin Kyu. Si no fuera por Minwoo, su tierno y dulce hijo, él se hubiera dado a la pena y abandono hace mucho tiempo.

Respiró profundamente, tratando de ahuyentar las lágrimas que se acumulaban en sus ojos. Dios. Era tan difícil. Ya había pasado casi un año, y él no podía superarlo. El dolor desgarrando su corazón era insoportable. Se levantó lentamente, y caminó hacia el baño, limpiando las lágrimas que habían escapado de sus ojos. Necesitaba calmarse, no quería que Minwoo lo viera así como estaba. Se miró en el espejo y suspiró. Su piel pálida se veía translúcida, sus ojos castaños ya no brillaban, y las bolsas bajo sus ojos parecían parte permanente de su rostro ahora. Había bajado de peso, se podía notar a simple vista, ya que sus pómulos estaban más marcados que antes.

Suspiró cansado.

Tenía que seguir adelante. Minwoo lo necesitaba más que nunca. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras pensaba en su hijo. Amaba mucho a su pequeño. Se echó agua fría al rostro, y volvió a respirar profundamente. Tenía que apresurarse en despertar a Minwoo y hacer el desayuno. No quería que llegara tarde a la escuela.

Se aseó rápidamente, se vistió, y fue a la habitación de su hijo. Sonrió al verlo dormir abrazado a su oso. Era tan lindo, sus cabellos castaños eran del mismo color que el suyo, al igual que sus ojos. Sus padres siempre decían que era una copia exacta de él, y a Hyun le gustaba escuchar eso. Se acercó lentamente a la cama y acarició el desordenado cabello de Minwoo. Bajó su cabeza y besó su pequeña frente.

—Despierta, dormilón —murmuró junto a su oído—. Ya es hora de ir a la escuela.

Minwoo gimió, y se cubrió la cabeza con la colcha. Hyun río, era lo mismo cada mañana, y como cada mañana, empezó a hacerle cosquillas, arrancándola esas hermosas carcajadas a su hijo.

—Para…Appa —risas—…ya…me…levanto…—risas.

Hyun se detuvo, y bajó la colcha. El rostro de su hijo brillaba feliz, y él correspondió a la sonrisa que le daba su hijo. Amaba estos momentos en las mañanas, era cuando el pasado quedaba atrás, y sólo disfruta del presente con su hijo.

—Bien, aséate y vístete. Iré a preparar el desayuno.

Minwoo asintió.

—Sí, Appa.

Hyun volvió a besar a su hijo en la frente, y caminó hacia la puerta.

— ¿Appa?

Hyun se giró, y observó a su pequeño.

— ¿Si?

— ¿Puedes hacer waffles hoy? —preguntó, mirándolo con esas grandes ojos, como si fuera un cachorrito.

Hyun jamás podía decirle que no cuando lo miraba así.

—Está bien, pero apresúrate a vestirte.

— ¡Sí! —gritó el pequeño mientras se levantaba y corría hacia el baño.

Hyun Joong sacudió la cabeza, divertido, y caminó hacia la cocina. Pasó por su estudio, y gruñó fastidiado al ver el desorden total sobre su escritorio. Tenía que limpiar eso pronto si quería terminar con el libro a tiempo. Al menos su editor era bastante flexible con el tiempo de entrega de este libro. Ya que era uno de los más esperados de la serie que estaba escribiendo. Todos los anteriores habían sido bestsellers, y estaba seguro que este sería el que más ventas tendría.

Hoy pensaba descansar un poco e ir de compras ya que la alacena estaba casi vacía, además, necesitaba pensar muy bien sobre el final del libro, y salir un rato podía traerle nuevas ideas.
Cerró la puerta del estudio, y siguió caminando hasta la cocina.

Cuando Minwoo bajó de su habitación, Hyun ya tenía el desayuno listo. Comieron mientras Minwoo le comentaba todo lo que iban a hacer hoy en la escuela. Hyun sólo asentía, y miraba con atención a su hijo. Era un niño tan inteligente, que a veces lo sorprendía cuán maduro era para su edad.

—Bien, ¿ya tienes todo listo? —preguntó Hyun mientras se levantaba y dejaba los platos y tazas en el lavavajilla.

—Sí —respondió Minwoo, tomando su mochila.

—Bueno, entonces vamos.

Hyun terminó de guardar los víveres que había comprado hace unos minutos. Miró a su alrededor, y el silencio en la casa era un poco agobiante. Necesitaba respirar aire fresco. Miró hacia el reloj y comprobó que aún faltaba mucho tiempo para ir a recoger a Minwoo a la escuela.
Así que caminar, le haría bien en esos momentos.

No tardó mucho en llegar al parque cerca de la casa. Se sentó en un banco al pie de un roble, y miró fascinado la actividad de las personas reunidas allí a pesar del aire frío y la nieve cubriendo el suelo y los árboles. Había madres con niños pequeños jugando en la nieve, parejas caminando muy juntas, y adolescentes patinando en el pequeño lago artificial congelado, cuyas risas llenaban el ambiente amistoso del parque.

La vida parecía vibrar a su alrededor.

—Hola

Hyun se sobresaltó al notar a un hombre grande y fornido de pie junto a él. ¡Diablos! Había venido aquí por paz y tranquilidad, y ahora este tipo acababa de arruinarla. Sonrió de manera cortés, tratando de no alentar al tipo de sentarse a su lado. No quería su atención ni nada por el estilo, y además el hombre no era su tipo. Demasiado grande, y demasiados músculos.

—Hola —respondió, y giró su mirada hacia la viejecita a unos pasos de allí, que jugaba con su perro caniche, esa cosita peluda llevaba una pequeña chaquetita que hacía juego con la chaqueta de invierno de la anciana.

—Es la primera vez que te veo por aquí —murmuró el tipo mientras se sentaba a su lado—, ¿Vienes a menudo?

Hyun gruñó internamente. Esa era la frase para ligar más tonta que jamás había oído. Se alejó un poco del tipo de una manera muy sutil, y borró la sonrisa de su rostro. Quería que el hombre se fuera de una vez por todas y lo dejara relajándose, que era a eso a lo que había venido.

—No, no vengo a menudo. Sólo estoy esperando a alguien.

El hombre lo miró de pies a cabeza, con una mirada hambrienta, causándoles escalofríos, y no de los buenos. Hyun tragó el nudo en su garganta.

Y ahora, ¿Qué demonios iba a hacer para deshacerse de ese hombre?

—Eso es una mentira, cariño. Te he visto sentado aquí desde hace media hora.

Hyun se tensó con ese comentario. ¡Oh mie**a! ¿Este tipo era algún loco que había estado observándolo desde que llegó al parque? Eso era aterrador.

— ¿Media hora? ¡Entonces me dejó plantado! —dijo con un voz llena de indignación, digna de un Oscar. Se puso en pie, pero el agarre de acero en su brazo lo detuvo.

— ¿No quieres ir a mi apartamento a tomar algo, cariño?

¿Quién demonios se había creído este tipo? Trató de soltarse del agarre pero fue imposible. ¡mie**a! ¡mie**a! Esto ya estaba saliéndose de control.

—Mira…

Se vio interrumpido al ver al hombre gruñendo unas cuantas maldiciones mientras lo soltaba y se alejaba rápidamente. ¡Oh joder! Era tan divertido. Un perro lo había salvado. Un lindo perro caniche de chaquetita rosa se había acercado furtivamente a ellos, y había levantado su linda patita, orinándose sobre la pierna del hombre. Soltó unas cuantas carcajadas por lo divertido y extraño de la situación, y no era el único que reía. La viejecita dueña del perrito también reía junto con varias personas que habían estado observándolos. Paseó su mirada alrededor, y se topó con unos ojos azul cielo que brillaban con diversión, el chico no reía como los demás, pero la sonrisa llena de travesura lo hacía lucir tan hermoso.

—Bien hecho, princesa. Eres una buena damita —murmuró la anciana acariciando a su perra, haciéndolo salir del trance en que estaba y girar a mirarla.

Hyun Joong le sonrió a la viejecita, y volvió a girar su mirada hacia el hombre de ojos azul cielo, pero ya no estaba.

Agradeció a la mujer por la ayuda de su perrita, y decidió que encontraría la paz y tranquilidad otro día. Regresó a casa con una sonrisa en su rostro.


Capítulo 02

Saeng sabía que no debió hacer eso, lo sabía. Pero eso no evitó la risa que escapó de sus labios. Sus órdenes habían sido muy claras. No usar magia si no era absolutamente necesario. Pero esto podría clasificarse como absolutamente necesario. El fortachón había estado acosando y molestando al papá de Minwoo, así que había bastado con tan sólo un chasquido de sus dedos para enviar al pequeño perrito a espantar al hombre. Y vaya que lo había logrado, pensó, riendo. Hace mucho tiempo que no se había divertido así, y quizás ésta misión era lo que necesitaba para volver a hacerlo.

Observó a escondidas a Hyun Joong, el papá de Minwoo, mientras se alejaba. Aún podía recordar las carcajadas que Hyun había soltado, el brillo en sus ojos castaños había sido mágico. La tristeza había desparecido por unos minutos, y observarlo reír había sido fascinante. Sacudió la cabeza, y regresó a su nuevo hogar. Era increíble lo que un toque de magia podía conseguir, miró la casa y sonrió. Con un poco de persuasión y un chasquido de sus dedos, había logrado conseguir alquilar la casa al lado de la de Hyun Joong. Quería estar cerca a ellos para poder cumplir mejor con su misión.
Pero primero tenía que averiguar qué tipo de hombre sería el indicado para Hyun Joong.

Entró a su nueva casa, y miró alrededor. El mundo de los humanos era algo extraño, pero tenía que acostumbrarse. Sólo tenía que estar aquí hasta navidad, y luego volvería a su rutina. Suspiró cansado al llegar a la cocina, llevaba un día en este mundo, y a pesar de que tenía que ocultar lo que era, se sentía mejor aquí que en el polo norte. Aún no entendía por qué Santa lo había elegido a él para esto. Ni siquiera sabía que era lo que los hombres buscaban en otros.

¿Cómo iba a saber quién era el adecuado para Hyun Joong?

Se preparó una taza de chocolate caliente, y admiró la vista a través de la ventana. El clima estaba cambiando y pronto empezaría a nevar. Bebió un tragó y gimió. Amaba el chocolate, siempre lo llenaba de paz cuando estaba agitado. El rostro de Hyun Joong se había empeñado en no abandonar su mente, y eso lo desconcertaba. No debía pensar más en ese hombre que lo que su misión mandaba. Pero aun así, la sonrisa titilando en esos ojos castaños era inolvidable.

Ya habían pasado dos días, y Saeng aún no había avanzado mucho en la misión. Echó una mirada hacia su izquierda, mirando cómo Hyun conversaba animadamente con un hombre mientras hacía sus compras. Tenía que averiguar quién era ese tipo antes de permitir que Hyun Joong lo tomara en serio. Pero observándolo bien, el tipo no parecía confiable.

Tomó una camisa de seda azul, mientras seguía observando furtivamente. Había sido toda una odisea seguir a Hyun Joong y Minwoo a través de la muchedumbre en el Centro Comercial, pero lo había logrado. Miró la camisa, y notó que le gustaba, y quizás mientras los seguía, él también podía hacer compras. Volvió su mirada hacia Hyun, y lo vio reír con diversión. Un extraño malestar llenó su pecho. ¿Por qué demonios estaba riendo? El tipo no se veía muy divertido, y aun así, Hyun estaba riendo. Eso lo fastidiaba, y no entendía por qué.

— ¿Te gusta mi Appa? —preguntó una voz a su lado.

Saeng se sobresaltó, dejando caer la camisa al suelo. Miró hacia su costado y se topó con unos ojos castaños llenos de calidez y curiosidad. Minwoo.

— ¿Qué? —preguntó mientras recogía la camisa.

Minwoo se cruzó de brazos, y giró su cabeza a un lado, como si lo estuviera evaluando. Lo vio asentir y sonreírle.

—Pregunté si te gusta mi Appa.

—Yo… —murmuró mirando otra vez hacia Hyun Joong y ese hombre.

—Es Jung Min, trabaja con Appa y no es su novio.

Saeng giró su mirada otra vez al niño de ocho años.

— ¿Por qué me lo dices?

—Porque sé que te gusta mi Appa—murmuró convencido—. Lo has estado observando desde que entramos a la tienda.

¡Oh santos renos! Estaba en problemas. No había sido muy hábil siguiendo a Hyun Joong.

—Bueno, aun así. No creo que debas decirle eso a un extraño.

Minwoo asintió.

—Lo sé —giró su mirada a su Appa, y luego la volvió hacia Saeng—. Soy Minwoo —dijo mientras levantaba su mano.

Saeng sonrío y tomó la mano de Minwoo en saludo.

—Soy Young Saeng. Me da gusto conocerte.

La sonrisa de Minwoo brilló, y Saeng se sorprendió lo parecidos que eran padre e hijo. Ambos tenían la misma radiante sonrisa, aunque Hyun Joong no la mostraba muy a menudo.

—Aún no me has respondido la pregunta.

— ¿Qué pregunta?

— ¿Te gusta mi Appa?

Saeng sintió a su rostro ruborizarse, y no entendía por qué. Sólo debía responder la pregunta.

—Sí —murmuró en voz baja antes de que se diera cuenta de lo que había dicho.

La sonrisa de Minwoo se ensanchó más, y sus ojos brillaran contentos.

— ¿Minwoo?

Ambos giraron a ver a Hyun acercándose a ellos, el tipo con quien hablaba ya no estaba por ningún lado. Saeng miró esos hermosos ojos castaños, y su corazón se detuvo por unos segundos. No pudo moverse ni respirar. Sólo se quedó quieto allí, contemplando la belleza de Hyun que no había notado antes.

—Hola Appa, éste es mi amigo Young Saeng —dijo Minwoo, tomando su mano.

Saeng salió de su estupor y miró al niño. ¿Sería su magia la que hacía que el niño confiara en él? Volvió a mirar a Hyun Joong, y paseó su mirada de arriba abajo, admirando al Abeoji de Minwoo. Hyun lucía un brillo saludable en su piel, la palidez que vio hace unos días se estaba atenuando poco a poco. Lucía menos triste, como si estuviera dejando el pasado atrás. Volvió a mirarlo de pies a cabeza, guardando cada detalle en su memoria. Sentía la boca seca cuando su mirada quedó trabada en esos labios llenos.

¿Qué era esto que estaba sintiendo?

¿Y por qué no se había dado cuenta antes de lo atractivo que era Hyun Joong?

Se lamió los labios sin estar consciente de ello, y sin darse cuenta de la mirada hambrienta que Hyun le daba a su boca. Hyun sonrió al ver otra vez esos ojos azules color cielo. Era el chico del parque. Había creído que sus recuerdos sobre el chico eran exagerados, pero al verlo allí de pie junto a su hijo, se dio cuenta que sus recuerdos no le hacían justicia al chico frente a él. Era el hombre más sexy y caliente que haya visto alguna vez. Ojos azul cielo cubiertos por largas y rizadas pestañas, piel pálida, labios rojos y sensuales, cabello oscuro, y con un cuerpo en muy buena forma. Se tragó el gemido que quiso escapar de sus labios.

—Hola Appa, este es mi amigo Young Saeng.

Salió de la ensoñación en que estaba al escuchar la voz de su hijo, y se acercó a ellos.

—Hola —murmuró, deteniéndose junto a su hijo— Soy Kim Hyun Joong.

—Hola Hyun Joon, soy Young Saeng Delfos. Es un placer conocerte —susurró Saeng en voz ronca mientras tomaba su mano en saludo.

La corriente de electricidad cuando sus pieles entraron en contacto los sobresaltó a los dos, haciendo que se soltaran rápidamente. Saeng le dio una sexy sonrisa provocando que su corazón latiera rápidamente y sin control. ¿Qué demonios le sucedía? Jamás nadie le había provocado una reacción así, ni siquiera Kyu. La tristeza que siempre sentía cuando pensaba en Kyu volvió a él con fuerza, borrando la sonrisa que tenía en su rostro. No se sentía bien pensar en otro hombre cuando aún sufría por Kyu. Sentía que le estaba engañando.

Paseó la mirada por Saeng y su hijo, y observó sorprendido que Minwoo lo sostenía de su mano. Nunca antes su hijo había confiado fácilmente en alguna persona extraña. Pero ahí estaba, sonriéndole junto a Saeng como si fueran grandes amigos desde hace mucho tiempo. Fijo su mirada en Saeng, y a pesar del recuerdo de Kyu, su traicionero corazón aún no había disminuido su loco latir, y se volvió un latir desenfrenado cuando su vista quedó atrapada en esa húmeda lengua que bañaba los provocativos labios de Saeng.

Se sintió endurecer, y gimió sin que pudiera contenerlo. Las pupilas dilatadas en esos ojos azul cielo volvieron a atrapar su mirada, y se quedó sin respiración. Algo extraño estaba sucediéndole, y lo asustaba. Parecía que la tensión sexual crujía en el ambiente, poniéndole la piel de gallina y causándole deliciosos escalofríos de placer.

—Appa, ¿puede Saeng acompañarnos en las compras? —Hyun volvió a sobresaltarse, había olvidado que su hijo estaba presente.

—Minwoo, Young Saeng debe estar ocupado. Quizás otro día pueda acompañarnos —logró decir a pesar del nudo de frustración alojado en su garganta.

Minwoo frunció el ceño y giró su mirada hacia Saeng.

— ¿Estás ocupado? Quisiera que nos acompañaras a mi Appa y a mí en las compras. Será divertido, y luego podemos ir por chocolate caliente y malvaviscos —terminó de decir con una sonrisa luminosa.

Hyun ya sabía la respuesta. Nadie podía resistir esa sonrisa, y su hijo lo sabía.

—Bueno… —murmuró Saeng mirándolo. Hyun suspiró, y asintió. Logrando una sonrisa de Saeng—, está bien. Déjenme pagar por esta camisa y podemos continuar con las compras.

— ¡Sí! —gritó Minwoo, saltando hacia Saeng y consiguiendo un abrazo. Hyun tuvo un pequeño arranque de celos. No estaba bien sentir celos de su hijo, pero no pudo evitarlo.

Terminaron siendo arrastrados por Minwoo, quien iba entre ellos tomándolos de la mano y llevándolos de tienda en tienda. Hyun quedó fascinado con la paciencia de Saeng. A pesar del parloteo de Minwoo, Saeng lo escuchaba y bromeaba con el pequeño como si lo conociera de toda la vida. Ver a su hijo interactuar con Saeng, hacía que su corazón se apretara en su pecho por tantas emociones pululando en su interior. El tiempo que pasaron en el Centro Comercial se sintió como una tarde en familia, y a pesar del recuerdo de Kyu siempre volviendo a él en los momentos menos esperados, Hyun pasó una tarde increíble junto a su hijo y Saeng.
Sin darse cuenta, su corazón estaba empezando a sanar.


Capítulo 03

Saeng sonreía, jamás se había sentido tan feliz. Ni siquiera trabajar para Santa en la fábrica de juguetes lo había hecho sentir de este modo. Pasar el tiempo con Hyun Joong y Minwoo, era una experiencia única. Pero sabía que su tiempo en el mundo humano era limitado, pronto tendría que regresar al polo norte, a su vida vacía y solitaria.

Ese último pensamiento borró la sonrisa de su rostro.

Una semana había pasado desde su tarde en el Centro Comercial. Aún podía recordar el rostro sorprendido de Hyun Joong y la sonrisa de felicidad de Minwoo cuando ambos habían descubierto que Saeng era su nuevo vecino. Desde entonces, Saeng pasaba la mayor parte del tiempo en casa de Hyun Joong.

Sabía que no debía apegarse a ellos, pero era una tarea imposible de cumplir, así como lo era su misión. Le era doloroso buscar a un novio para Hyun Joong. Simplemente no lo podía hacer. Y menos ahora que estos sentimientos llenando su corazón estaban empezando a crecer en su interior. Se miró en el espejo y lanzó un hechizo a sus orejas puntiagudas. No quería que notaran que no era humano. Y ese era el principal problema. Él no era humano, y nunca podría tener la vida que quería junto a Hyun, era por eso que no había vuelto a estar cerca de Hyun a solas. Su sola presencia causaba estragos a su control, y tener a Minwoo junto a él era lo único que evitaba que saltara sobre el hombre de ojos castaños.

Hacía sólo un par de días que había descubierto que le gustaba Hyun Joong. Algunas partes de su cuerpo se ponían en tensión cuando estaba cerca de él. Nunca antes se había sentido atraído por nadie, pero Hyun despertaba en él, deseos, anhelos, y una fiebre incontrolable. Pero no sólo eso, sino también…amor.

Y eso último lo asustaba.

El timbre de la puerta lo sacó de sus pensamientos. Sabía sin siquiera usar su magia de que se trataba de Hyun y Minwoo. Hoy era la representación navideña en la escuela de Minwoo donde el pequeño participaría como un elfo de Santa. Tenía cierta ironía que Minwoo tuviera que disfrazarse de un elfo cuando conocía a uno muy de cerca. Al abrir la puerta se encontró con un sexy y caliente Hyun sosteniendo la pequeña mano de Minwoo.

— ¡Sae! —gritó Minwoo mientras se soltaba de su Appa y saltaba a sus brazos. Saeng siempre tenía que estar alerta a estas muestras de cariño, y a pesar de eso el chico lo sorprendía muchas veces con ellas.

—Hola, mi pequeño elfo. ¿Listo para ayudar a Santa? —preguntó sonriendo, y fijando su mirada en los ojos castaños de Hyun.

Se maravillaba que en estos últimos días la sonrisa de Hyun se mostrara más frecuente. Ya que le encantaba observar esos llenos labios mientras sonreía.

— ¡Sí! Appa lleva mi traje en su bolso.

—Bien —dijo mientras bajaba a Minwoo—, creo que es hora de irnos. No podemos dejar esperando a Santa y a los demás elfos—volvió a levantar la mirada, viendo brillar tantas emociones en los ojos de Hyun—. Hola.

—Hola.

Saeng sonrió, y tomó la mano de Minwoo. Los tres se encaminaron hacia el auto de Hyun.
No sabía que iba a hacer con su misión. Sólo tenía nueve días para conseguirle un novio a Hyun Joong. Y a pesar del dolor que sentiría, sabía que tendría que concluir su misión.

~&~&~

Hyun sonrió feliz al ver la última página de su libro, por fin lo había terminado, y ahora tenía que mandarle una copia a Jung Min para que lo revisara y le diera el visto bueno. Al fin tendría el tiempo suficiente para pasarlo con Minwoo ahora que el pequeño estaba de vacaciones de invierno y él había terminado su libro. Aún podía recordar lo fantástico que estuvo su hijo en la representación navideña de la noche anterior. Había sido lindo verlo vestido de elfo.

El brillo de unos ojos azul cielo llenó su mente de improviso. Suspiró. Saeng era el hombre más fascinante que había conocido. Aunque había veces en que lo desconcertaba, como hacía un par de días en el zoológico. Todos los animales a los cuales visitaron se habían acercado para que Saeng les diera una pequeña caricia, hasta los más peligrosos lo habían hecho. Y cuando Saeng sonreía mirándolos, Hyun estaba casi seguro que había visto destellos de colores rodeándolo.

Extraño era poco para describir todo lo relacionado con Saeng, pero aun así, Hyun Joong estaba encantado con el hombre.

Ya era casi normal que su corazón palpitara desbocado en su pecho cada vez que veía a Saeng, y la tensión sexual entre ellos seguía creciendo a pasos agigantados. Aún no entendía porque Saeng no había iniciado algún contacto entre ellos. Podía ver claramente en sus ojos azul cielo que Saeng lo quería, pero no entendía aún porqué se refrenaba. Era aún peor ahora con los sueños. Podía recordar cada sueño con detalle, y hasta podía decir cómo se sentía la piel de Saeng y a qué sabían sus besos. Era una locura, pero se estaba obsesionando con el hombre.

Los recuerdos de Kyu ya no eran dolorosos como antes, no desde que había ido al cementerio a decirle adiós la tarde anterior. Siempre lo tendría en su corazón, pero necesitaba superarlo y seguir adelante. Y los sentimientos que habían empezado a crecer en su corazón por Saeng, eran fuertes y lo hacían feliz. Y quería ser feliz, y con Saeng sentía que podía ser el hombre más feliz del mundo.

Sonrió al sentir a su corazón latir agitado cada vez que recordaba a Saeng.

Guardó el archivo de su libro, y salió de su estudio. Las risas proviniendo de la sala de estar lo llevaron hasta allí. La escena frente él lo hizo sonreír, Saeng y Minwoo estaban jugando con espadas de juguete como si estuviera en alguna batalla medieval, y se veían tan lindos mientras reían.

— ¡Appa! —Gritó Minwoo mientras corría hacia él— ¿Quieres jugar con nosotros?

Hyun le dio una mirada a Saeng, y tembló al ver la mirada azul cargada de deseo. ¡Dios! Ese hombre iba a matarlo de una combustión espontánea. Su cuerpo ardía cada vez que veía esa mirada. Giró a ver a su hijo, y le sonrío.

—Sólo hay dos espadas.

Minwoo lo miró arrugando el entrecejo.

—Te daré la mía —murmuró Saeng—, así este caballero puede descansar un poco.

— ¡Bien! —Minwoo corrió al centro de la sala de estar, y lo esperó con la espada en alto—. ¡En guardia Sir Hyun!

Saeng sonrío, y le entregó la espada a Hyun, sus dedos se tocaron unos segundos, y ambos tomaron una respiración profunda por el extraño cosquilleo que provocó el contacto. Hyun miró esos labios que lo tentaban, y acercó su boca. Podía sentir el calor viniendo del cuerpo de Saeng, y eso lo excitaba incluso más. Sus labios estaban tan cerca, que Hyun podía sentir el caliente aliento de Saeng rozando su boca. Levantó la mirada de esos labios, y se encontró con los ojos azul cielo más brillante que había visto en su vida. La espada cayó al suelo sin que ellos le tomaran importancia, y sus bocas se encontraron en un caliente y devorador beso. Calor y deseo se mezclaban en cada movimiento de sus labios. Hyun gimió, y se apretó al cuerpo de Saeng, deslizando sus dedos por su cabello, y devorando su boca como un hombre sediento en un desierto.

Mmmm Había olvidado lo maravilloso que era besar, y la boca de Saeng se sentía muy bien junto a la suya. Las manos de Saeng recorrían su espalda, y lo atraían más hacia su cuerpo. ¡Demonios! La boca de Saeng era tan dulce, y su lengua se hundió profundamente, arrancándole varios gemidos de placer. Saeng lo devoraba sin control, con su lengua empujándose en su boca, explorando y saboreando su interior sin vacilaciones, mordisqueando sus labios eróticamente provocándole estremecimientos de placer. El beso era dulce, apasionado y hambriento, las emociones que ambos habían estado conteniendo fueron expresadas en cada movimiento de sus bocas. Se besaron una y otra vez, olvidando el paso del tiempo, sólo estaban ellos, descubriendo lo maravilloso que era estar juntos.

Cuando se hizo necesario llevar aire a sus pulmones, ambos se separaron jadeando e intentando respirar normalmente. Hyun miró a Saeng, y su eje que se había puesto duro con el beso, latió dolorosamente al ver el cabello desordenado, los labios hinchados y los ojos enfebrecidos de Saeng mientras éste respiraba profundamente. Hermoso, así se veía Saeng, simplemente hermoso. Levantó su mano y acarició la mejilla de Saeng muy suavemente, podía ver en sus ojos la mirada de emociones pululando en su interior.

— ¿Son novios? —la alegre voz de Minwoo los sobresaltó.

Saeng lo miró asustado y se alejó de su contacto. Hyun se sentía avergonzado. Había besado a Saeng frente a su hijo, y no había sido un beso casto. Se ruborizó, y miró al pequeño que los observaba con una sonrisa en su rostro.

—Yo… —la voz de Saeng hizo girar su mirada hacia él—, debo irme. Tengo cosas de suma importancia que atender —murmuró con voz plana y sin emociones.

Hyun observó a Saeng alejarse y caminar hacia la puerta

— Nos vemos luego —escuchó decir a Saeng en un murmullo bajo antes de salir y cerrar la puerta.

— ¿No son novios? —preguntó Minwoo mientras se acercaba a Hyun, sus ojos brillaban confundidos.

Hyun acercó a su hijo a su lado, y acarició su cabello.

—No lo sé.

Y eso era lo que más lo asustaba, no saber que había entre ellos. Había pensado por unos instantes que Saeng al fin aceptaría lo que pasaba entre ellos, pero al parecer había estado equivocado. Suspiró con pesar mientras miraba la puerta cerrada. Sus labios aún latían por el increíble beso que Saeng y él habían compartido. Se lamió sus hinchados labios, saboreando a Saeng. Si Saeng creía que por salir huyendo Hyun se daría por vencido, estaba muy equivocado.

Estaba enamorado de Saeng, había batallado contra eso, pero había sido inevitable, y ahora iba a luchar por el terco chico de ojos azul cielo.


 Capítulo 04

Saeng caminó como un sonámbulo hacia el parque, y se sentó en el banco donde había visto por primera vez a Hyun. En los últimos días ese lugar se había cubierto con más nieve, haciéndolo sentir como en casa cada vez que iba allí. Pero ahora, a pesar del ambiente tranquilo a su alrededor, no sabía cómo sentirse. 

Sus labios aún hormigueaban hinchados, y todavía podía saborear a Hyun en su boca. ¡Santos Renos! Había sido el beso más fantástico de su vida. Su corazón latía al ritmo de los villancicos de navidad, y sentía la magia en su interior crujir por ser liberada. Besar a Hyun lo había hecho el elfo más feliz del mundo.

Cerró los ojos, y recordó cada segundo que duró ese beso, cada movimiento de sus bocas, cada gemido amortiguado entre sus labios.

El beso había confirmado lo que tanto había temido. Amaba a Hyun Joong, y eso no estaba entre los planes de su misión. Metió la mano en su chaqueta, y sacó la pequeña esfera de cristal con luces de colores brillando en su interior. Joon se la había dado para comunicarse, y hasta ahora no había sido capaz de hacerlo. Temía que cuando el elfo lo mirara iba a descubrir que Saeng se había enamorado del hombre de su misión. Acarició la pequeña esfera, ésta también servía para volver a casa, pero no pensaba usarla aún. La volvió a guardar en su chaqueta hasta que el tiempo se acabara, y llegara navidad. Sabía que tendría que usarla para avisar de su fracaso en la misión, pero aún no era la hora.

Quería disfrutar del amor que sentía por Hyun. Quería seguir bebiendo de sus labios, y disfrutar de los besos más dulces que había probado en su vida, quería experimentar la alegría que sentía al tener una familia, quería vivir como un humano unos días más, y quería quedarse con Hyun estos ocho días que aún le quedaban en el mundo humano. Suspiró, y se puso en pie. Debía volver con Hyun. No se había comportado muy bien ante la pregunta de Minwoo, y debía decirle a Hyun lo que sentía.

Que lo amaba.

Caminó rápidamente a casa de Hyun. Se detuvo frente a la puerta, y respiró profundamente. Sólo necesitaba decir lo que sentía, pero los nervios estaban minando su resolución. Tocó el timbre y esperó.

Fueron los dos minutos más largos de su vida. Cuando la puerta se abrió, y miró dentro de los ojos castaños del hombre que lo había cautivado, las palabras no pudieron salir de su boca. Sólo pudo gruñir antes de tomar la boca de Hyun en un beso. Mmmm Nunca se cansaría de besar su boca. Sus manos se aferraron al cuerpo de Hyun, atrayéndolo más fuerte junto a él.

Hyun gimió, levantó las manos y las deslizó por su cabello. Sus bocas lamían y chupaban intentando aprender cada detalle. Muy lentamente fueron separándose, dándose pequeños besos antes de alejarse del todo.

— ¿Saeng?

Saeng miró maravillado la alegría brillando en los ojos castaños, y sonrió al saber que era él quien la había puesto allí. Acarició la mejilla de Hyun, amando la textura de su piel.

—Hyunnie, mi dulce Hyunnie, me haces sentir cosas que nunca antes había sentido…—delineó sus hinchados y rojos labios con su pulgar—, no quiero alejarme de ti, ni de Minwoo. Ustedes son la familia que siempre había querido —tomó una de las manos de Hyun, la puso sobre su pecho—. Mi pecho duele cuando no estás cerca, y siento que me falta el aliento si no estás junto a mí. Yo... —apoyó su frente contra la de Hyun, y cerró los ojos—…te amo.

La magia vibrando en lo más profundo de su ser emergió de su pecho y los rodeó. Pequeñas chispas de colores brillaban a su alrededor. Su piel blanca lució más suave y tersa, sus ojos azul cielo cambiaron de color pareciendo casi blancos, y sus orejas puntiagudas podían verse entre las hebras negras de sus cabellos. El hechizo que lo hacía verse como un humano, se había roto.

El jadeo sorprendido de Hyun lo sacó rápidamente del estado de felicidad en que estaba. Pero fue verlo retroceder aterrado lo que le destrozó el corazón. Sabía que se veía diferente, pero seguía siendo el chico que Hyun conoció en el parque, el chico que jugaba con su hijo, el chico que había besado. Pero parecía ser que Hyun Joong había olvidado eso, y ahora lo observaba como si fuera un demonio listo para atacarlo.

Saeng bajó la cabeza, sintiendo su alma rota en mil pedazos. Nunca hubiera imaginado que verse diferente, alejaría al hombre que amaba. No era humano, y debió recordar eso antes de confesar sus sentimientos. Debió recordar que los humanos siempre temían a lo que desconocían. Debió recordar que fingir ser un humano en estas semanas, no lo hacía uno de ellos.

Había cometido un error, y lo estaba pagando muy caro con el horrible dolor que sentía por el rechazo de Hyun Joong.

Había sabido que tendría que volver a casa uno de estos días, pero jamás pensó que lo haría de esta forma. Jamás creyó que éste sería el día en que renegaría de ser un elfo.

Un dolor profundo presionaba su corazón, y una solitaria lágrima recorrió su mejilla antes de dar un paso atrás. Sacó la esfera mágica que tenía en el bolsillo de su chaqueta y la apretó junto a su pecho. Le dio una última mirada a Hyun, que seguía viéndolo como si de un monstruo se tratara.

—Yo… —el nudo en su garganta le impidió decir otra vez esas dos palabras que había guardado en su pecho estos días y que había roto el hechizo, sólo le dio una triste sonrisa. —Adiós —logró pronunciar, agitó la esfera, y murmuró suavemente dos palabras antes de desaparecer.

“A casa”

Hyun salió del estupor en que estaba en el momento en que oyó a Saeng murmurar esas dos palabras. Sacudió la cabeza, saliendo de su aturdimiento, y corrió al lugar donde Saeng había estado de pie, pero no había nada. Había desaparecido. Miró alrededor, sintiendo un vacío en su corazón.

¡Oh demonios! ¿Qué había hecho?

Hyun pasó las manos por su cara y sintió la humedad en su rostro. Estaba llorando. Saeng se había ido, y él estaba llorando sin siquiera darse cuenta. Todavía podía ver el dolor desgarrador en los ojos de Saeng. Había sido un idiota. El hombre de sus sueños se había confesado con infinita ternura, diciéndole las palabras que nunca creyó escuchar. Pero al verlo cambiar frente a sus ojos, Hyun se había apartado como un idiota. Sabía que Saeng jamás le haría daño, pero aún así, había actuado como un tonto al alejarse y mirarlo aterrado.

¿Dónde había ido Saeng?

Las palabras volvieron a su mente. “A casa”. Así que corrió a la casa de a lado, esperando encontrarlo allí.

— ¡Saeng! ¡Saeng! —gritó mientras corría, tocó la puerta principal y la encontró abierta. Su corazón latía agitado mientras buscaba en cada habitación. La casa estaba vacía. No había nada ni nadie en la casa, como si nunca hubiera habido alguien viviendo allí en las últimas semanas. Cayó de rodillas en el piso de la sala de estar, su corazón dolía, y gruesas lágrimas bañaron sus mejillas. Había cometido el peor error de su vida al alejarse de Saeng.

Sollozos ahogados salían de su pecho. No podía perderlo, a él no. Se abrazó a sí mismo y dejó que el dolor que sentía en el corazón brotara de su pecho con cada sollozo.

Saeng se había ido, había vuelto a su hogar. Y todo era su culpa.

— ¿Appa? —La voz de Minwoo logró sacarlo de la bruma de dolor en que estaba—. ¿Dónde está Sae?

Hyun cerró los ojos, y se limpió las lágrimas que seguían bañando sus mejillas.

—Se fue.

— ¿Qué? —Murmuró mientras se arrodillaba frente a su padre—. ¿Por qué?

—Yo vi algo que me sorprendió, y me asusté de él. Lo lastimé, y se fue.

Minwoo limpió el rostro de su papá.

— ¿Viste sus orejas?

Hyun levantó la mirada rápidamente, sosteniendo las manos de su hijo.

—Lo sabes… pero cómo.

Minwoo sonrío, y se sentó de piernas cruzadas frente a él.

—El día del zoológico, ¿recuerdas que vimos una película después de la cena? —Hyun asintió—. Bueno, todos nos quedamos dormidos en el sofá, pero yo me desperté para ir al baño. Así que los vi, ustedes estaban abrazados, pero yo ya sabía que se gustaban —Hyun sonrió, y le hizo un gesto para que continuara—. Ahí fue cuando vi sus orejas. Eran puntiagudas, y su piel blanca como la nieve y parecía brillar. Entonces recordé mi carta, y supe que era un elfo. Santa lo envió porque yo se lo pedí —dijo el niño con una sonrisa satisfecha en su rostro.

Hyun trató de asimilar todo lo que Minwoo había dicho. Su hijo lo había sabido, y se había comportado mejor de lo que Hyun lo había hecho.

Un elfo.

Era sorprendente.

— ¿Saeng es un elfo de Santa? —preguntó asombrado.

Minwoo frunció el entrecejo y asintió.

—Sí, creí que él te lo había dicho. ¿Appa? —murmuró mientras miraba alrededor—. ¿Dónde está Saeng?

—No lo sé… —susurró, recordando que lo había perdido.

Saeng le había confesado su amor, revelando su verdadero ser, y Hyun lo había lastimado al retroceder asustado. No sabía qué iba a hacer para pedirle perdón. Minwoo se puso en pie y lo miró decidido.

—Podemos escribirle otra carta a Santa Claus para pedirle que Saeng regrese
.

Capítulo 05

Hyun suspiró con tristeza, miró alrededor y sintió las lágrimas acumularse en sus ojos. La casa tenía toda la decoración navideña, el hermoso árbol de pino con las luces de colores, las esferas, y la estrella dorada en la punta, las maravillosas guirnaldas sobre la chimenea y en las escaleras, y el infaltable muérdago colgando junto a la puerta. Todo se veía listo para recibir la navidad, pero faltaba lo más primordial en estas fechas, el calor navideño.

La tristeza en el ambiente era abrumadora. Hyun y Minwoo habían estado emocionados cuando enviaron la carta hace una semana, pero la esperanza había languidecido con el pasar de los días.
Aún no habían obtenido una respuesta. Y quizás esa era la respuesta, quizás Saeng no iba a volver jamás. Se limpió las lágrimas que habían logrado escapar de sus ojos. No podía creer que había perdido al hombre de su vida todo por un simple y estúpido error.

Se sentía exhausto, y más miserable que nunca. Estos últimos días habían sido un infierno. Había echado de menos a Saeng. Su risa, el brillo de sus ojos, la sonrisa traviesa, su corazón gentil. Jamás había creído cuán profundamente podía meterse una persona en su alma y corazón hasta ahora, pero Saeng lo había hecho, y estar sin él era una absoluta agonía. Miró el reloj sobre la chimenea, faltaban dos horas para navidad e iba a ser la segunda peor navidad de su vida. La primera fue el año anterior cuando perdió a Kyu, pero ésta era aún más dolorosa. Porque el amor que sentía por Saeng era más grande y profundo.

Se sentó sobre el sofá, y observó el fuego bailando en la chimenea. Se sentía vacío y sin fuerzas, cerró los ojos y poco a poco se fue quedando dormido.

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Observó al hombre durmiendo en el sofá, y sacudió la cabeza. Tal vez no debió esperar hasta navidad para entregar este regalo especial. El hombre reposando frente a la chimenea lucía agotado y miserable. Pero cuando despertara, todo estaría mejor. Dejó los regalos bajó el árbol, y el presente especial junto al hombre dormido. Le hubiera gustado estar allí cuando el hombre despertara y viera su obsequio.

Muy suavemente dejó una carta sobre la mesita de café, y se alejó otra vez a la chimenea. Las galletas prometidas estaban allí esperándolo, se comió dos, y cerró los ojos mientras las saboreaba lentamente. Sí, en definitiva, éstas eran unas de sus favoritas. Chasqueó los dedos y el fuego se apagó por un instante. Dio una última mirada alrededor y sonrió. Esperaba que Minwoo estuviera feliz con sus obsequios. Salió rápidamente por la chimenea, y subió a su trineo cargando su bolsa roja.

Tenía aún muchos regalos más que entregar.

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Hyun se sobresaltó con el extraño ruido viniendo del techo, y despertó rápidamente. Quedó paralizado unos segundos al notar un cuerpo caliente acostado a su lado.

¿Qué demonios?

Se giró y sintió a su corazón volver a latir otra vez de alegría. Lágrimas de felicidad corrían por sus mejillas. Levantó la mano, y trató de asegurarse de que no era un espejismo. La suave piel rozando sus dedos, le arrancó un ronco sollozo.

— ¿Saeng? —murmuró entre lágrimas.

Observó atentamente a esos ojos azul cielo que lo miraban con una sonrisa bailando en ellos.

—Hola —respondió Saeng mientras sonreía.

Hyun lloró y se abrazó a Saeng como si su vida dependiera de ello, y lo hacía, al fin tenía al hombre que amaba otra vez en sus brazos. Sollozos incontenibles llenaron el silencio en la sala de estar.

—Lo… siento… lo siento… —pudo decir entre sollozos—…te amo… te amo mucho,… y… no… vuelvas… a dejarme… por favor —sus brazos se aferraron fuertemente alrededor de Saeng, tratando de conseguir que ese maravilloso calor irradiando de su cuerpo, alejara el frío que se había instalado en su alma desde que Saeng desapareció. Fuertes brazos lo apretaron y pequeños besos cayeron sobre su cabello, y Hyun pudo sentir que todo estaría bien. Que podía ser feliz con su familia al fin reunida. Saeng y Minwoo eran su familia y por fin estaban juntos.

—Shhh… ya estoy aquí Hyunnie… ya estoy aquí, junto a ti, y no pienso alejarme nunca más —Hyun suspiró feliz con esa afirmación, y poco a poco sus sollozos se fueron calmando— Leí tu carta, pero quiero escuchar de tu boca lo que sientes por mí.

—Te amo —susurró junto a la piel del cuello de Saeng, respirando ese aroma maravilloso que siempre le recordaría a la navidad.

Cerró los ojos y suspiró cuando una cálida mano acarició su mejilla y levantó su barbilla. El calor y el amor brillando en la mirada azul de Saeng aceleraron el palpitar de su corazón cuando abrió los ojos.

—Te amo —dijo Saeng mientras bajaba su rostro.

El beso fue dulce y tierno, labios tomando cálidamente el sabor del otro, acariciando y reconociendo la dulzura en cada beso. Hyun suspiró, y dejó que Saeng bebiera de su boca muy suavemente. Se separaron después de varios minutos, con sonrisas brillando en sus rostros.

— ¿Cuándo volviste?

Saeng acarició su mejilla y sonrió.

—Hace unos minutos. Mi exjefe me ayudó a venir.

Hyun se sentó rápidamente, y lo miró con sorpresa.

— ¿Santa estuvo aquí? —Preguntó con un chillido—, espera un momento… dijiste tu exjefe —murmuró, dándose cuenta del significado de las palabras de Saeng, lo miró atentamente, y descubrió que ya no tenía orejas puntiagudas—. Tus orejas…

Saeng se sentó junto a él y tomó una de sus manos.

—Ya no soy un elfo —murmuró mientras ponía la mano de Hyun sobre su oreja.

Hyun tocó maravillado la curva normal de la oreja de Hae, conteniendo la respiración.

— ¿Eso qué significa? —Miró atentamente esos ojos azul cielo, esperando ansiosamente la respuesta.

—Soy un humano —susurró mientras acercaba su boca—, con todo lo que con lleva serlo. Tengo hasta mi ID que confirma que soy un ciudadano de este pequeño pueblo —murmuró con una sonrisa bailando en sus ojos—. Y volví porque te amo,… te amo más que nada en el mundo.

¡Oh Dios!

Hyun sentía que pronto tendría un ataque al corazón con tantas emociones embargándolo en ese momento. Saeng era humano. ¡Un humano! Y eso significaba que podían pasar su vida juntos, envejecer juntos y mirar a Minwoo crecer y tener su propia familia.

Se abalanzó sobre Saeng, tomando su boca en un beso cargado de emociones. Sus bocas se movían frenéticas y hambrientas, y el calor recorriendo sus cuerpos era incontrolable. Cada segundo que pasaba, Hyun deseaba mucho más a Saeng. Lo quería. Quería tocar su piel, lamer cada curva de su cuerpo, y sentirlo moviéndose muy profundo en su interior.

—Ven… —murmuró, mordisqueando sensualmente el labio inferior de Saeng, y tomando su mano mientras se ponía en pie—, vamos a mi habitación. Quiero amarte completamente éstas primeras horas de navidad y de nuestras vidas juntos.

Saeng gimió, y se levantó, siguiéndolo mientras se besaban cada pocos pasos, brindando caricias bajo sus ropas. Hyun cerró la puerta, y le demostró a Saeng en muchas y traviesas maneras, el amor y la pasión que sentía por él en esas largas horas de la madrugada de Navidad.

FIN
 

Epilogo

Saeng suspiró feliz, al sentir el cuerpo caliente de Hyun a su espalda. Un posesivo brazo lo tenía aferrado de la cintura, impidiéndole alejarse, y tampoco estaba loco como para hacerlo.

Recordar todo lo que habían hecho entre sus sábanas hace unas horas, era simplemente alucinante; y más aún cuando su cuerpo recordaba perfectamente las sensaciones que había experimentado, cada caricia,cada beso, cada gemido. Recordar todo aquello lo puso caliente en un instante.

Mmmm

Había sido la mejor noche de su vida.

Movió sus caderas, y gimió. El grueso eje de Hyun estaba alojado entre las mejillas de su trasero, como si quisiera volver a meterse en su interior. Su agujero seguía lubricado con el semen de Hyun, así que levantó su pierna muy lentamente, y bajó su mano, introduciendo poco a poco la gruesa erección de Hyun, necesitando estar lleno otra vez.

Hyun gimió, y de una sola estocada estuvo dentro del cálido interior de Saeng.

—Mmmm… me encanta sentir el calor de tu apretado agujero. Y quiero más… —murmuró mientras deslizaba sus manos, sujetando las caderas de Saeng apretadamente para poder moverse una y otra vez, embistiendo y provocando varios gemidos de placer.

Saeng gimió, aferrándose a las sábanas mientras Hyun lo follaba con pasión desenfrenaba. ¡Demonios! Su cuerpo se sentía como si estuviera recibiendo descargas de electricidad bajo la piel. Sus gemidos subieron de volumen cuando Hyun cambió el ángulo de penetración, golpeando con cada estocada su punto de placer.

—Más… más… sí… ahí… oh Dios… —jadeó.

Un ligero estremecimiento bajó por su vientre, deslizándose por sus bolas y contrayéndolas dolorosamente, convirtiéndose en una oleada ardiente de placer que se extendió por todo su cuerpo. Giró su cabeza, y recibió el beso que tanto deseaba. Su cuerpo vibró, y se corrió con un gritó ronco de placer. Hyun lo embistió tres veces más antes de correrse en su interior, llenándolo con su semilla.

Les tomó varios minutos para que pudieran recuperar la respiración.

—Te amo —susurró Hyun mientras salpicaba pequeños besos por el cuello de Saeng.

—Te amo —murmuró Saeng, sonriendo satisfecho.

El ruido de pasos apresurados viniendo del pasillo los paralizó.

— ¡Appa! ¡Appa! ¡Ya es navidad! —gritó Minwoo mientras se alejaba. Suspiraron aliviados cuando escucharon los pasos bajando las escaleras.

Saeng gimió cuando Hyun salió de su interior, queriéndolo tener allí por mucho tiempo más. Se giró y abrazó a su amor, mientras le daba un beso.

—Feliz Navidad —susurró contra sus labios.

—Feliz Navidad —respondió Hyun sonriendo antes de besarlo otra vez.

Hyun y Saeng bajaron tomados de las manos, sonriendo al notar a Minwoo sentado sobre la alfombra, abriendo sus regalos bajo el árbol.

— ¡Appa! ¡Saeng! —Gritó cuando los vio, y corrió hacia ellos—, ¡Feliz Navidad!

Saeng rió, y acarició el cabello despeinado de Minwoo mientras miraba los alegres ojos castaños que lo miraban con cariño.

—Hola, pequeño. ¿Has recibido buenos obsequios?

— ¡Sí! —Dijo, mientras le daba un apretado abrazo, rodeando sus pequeños brazos por la cintura de Saeng—. ¡Tú! Tú eres el regalo que le pedí a Santa —sonrió mientras miraba a su papá y luego a Saeng.

— ¿Sí? —Preguntó Hyun, soltando la mano de Saeng mientras se arrodillaba frente a su hijo—. ¿Ahora puedes decirme que le pediste a Santa Claus en tu carta?

Minwoo bajó la mirada, su piel se llenó de un lindo rubor mientras murmuraba:

—Quería que tuvieras un novio, pero lo que más quería era verte sonreír feliz otra vez. Extrañaba mucho tu sonrisa —la última frase le salió en un murmullo bajo.

Saeng tuvo que contener las lágrimas cuando vio a padre e hijo abrazados cariñosamente. Era una imagen enternecedora. Se arrodilló junto a ellos, y los abrazó fuertemente. Minwoo rompió el abrazo, y los miró detenidamente.

— ¿Ahora son novios?

Saeng se levantó y jaló a Hyun junto a él, dándole un pequeño beso en los labios antes de mirar a Minwoo.

—Sí, ahora somos novios.

— ¡Sí! —Gritó Minwoo mientras daba saltitos, les sonrió y se acercó a la mesita de café, tomando la carta que había sobre la superficie. —Esto es para ti, Appa.

Saeng observó a Hyun leerla. Una solitaria lágrima recorrió su mejilla, la limpió descuidadamente antes de abrazar a Saeng y besarlo.

—Te amo —susurró Hyun.

— ¿Qué dice? —preguntó Minwoo con curiosidad.

Hyun les sonrió y empezó a leer:

—“Querido Hyun Joong:

Espero aprecies mucho el regalo especial que tu hijo pidió para ti en esta navidad. La felicidad es algo que pocos conocen, y que tú has conseguido gracias a un sincero deseo de corazón.

Así como Saeng fue lo que necesitaste para volver a sonreír y ser feliz, tú también fuiste lo él que necesitó para recuperar la alegría. Gracias por devolverle el brillo que había perdido con el pasar del tiempo.

Sean muy felices, y ¡Feliz Navidad!

Santa Claus.

PD: Gracias por las galletas que preparas y que Minwoo siempre deja junto a la chimenea.”

Saeng sólo pudo sonreír, no había otra manera de demostrar la inmensa felicidad que sentía en esos momentos. Lo habían enviado a una misión para buscarle un novio a Hyun, sin que pudiera imaginarse que terminaría enamorándose de él.

Metió la mano en el bolsillo de su pantalón, sintiendo la hoja de papel que lo había hecho renunciar a su vida en el polo norte y a la magia con la que había nacido. La carta que Hyun escribió a Santa había contenido tanto sentimiento y amor, que con tan sólo tocarla, pudo sentir todas las emociones que Hyun había experimentado mientras la escribía. Y tan sólo dos palabras habían sido las necesarias para regresar a su lado.

„Te amo‟.

Con esas dos palabras, su vida y la de Hyun habían cambiado. Ambos habían descubierto un gran amor, y todo gracias a una carta a Santa Claus
.

Juramento Incumplido *Terminado*


Capítulo 1

─Calle Sexta con la principal. ─Dijo el conductor del autobús.

Hyung Joon estaba contemplando la oscuridad que había fuera de la sucia ventana. A su alrededor los otros pasajeros estaban congelados en sus asientos como ovejas aterradas que no quieren ser llevadas a un destino concreto. Todo el mundo sabía que la Sexta era donde iban todos los desviados. Era donde podías conseguir una mamada si ibas al baño correcto del local correcto. Donde los hombres iban vestidos con cuero negro y cadenas, esperando a chuparte o follarte, o a ser follados. Cualquiera que fuera la preferencia, lo retorcidos que fueran los deseos, lo podías encontrar en la Sexta, o eso es lo que Hyung Joon había escuchado.

Cobardes, pensó contemplativo, mirando a su alrededor las caras ansiosas.
Pero sabía que no era el elemento gay lo que mantenía a los pasajeros pegados a sus asientos. Había otras cosas que rondaban por esta parte de la ciudad –a una parada más de bus, para ser precisos. La Séptima con la principal – el barrio carmesí, como le llamaban.

Vampiros. El simple pensamiento le producía una ola incómoda de adrenalina y miró de nuevo a través de las ventanas, como si pensara que uno de Los Perdidos pudiera aparecer bajo las luces de neón. Los vampiros se mantenían siempre en el barrio de la calle Séptima. Mientras te mantuvieras alejado de esa zona, no te molestarían. Era el mejor compromiso al que habían llegado con el alcalde, y para darles algo de crédito, todavía no habían cruzado el límite. Demasiados humanos curiosos estaban dispuestos a convertirse en presas, así que los vampiros nunca tenían sed.

Y de todas maneras, se recordó a sí mismo, no eran los vampiros lo que le interesaba. Se había subido al bus que iba hasta la Sexta por un motivo. Para descubrir si era… Marica. ¿Eres marica, chico? ¿Eres un mariquita? Las bruscas palabras de su Abeoji resonaban en la cabeza de Joon como campanas y su mandíbula se tensó.

Si hubiera escondido su libro de bocetos mejor. Si el viejo no hubiera rebuscado en su habitación, buscando Dios sabe qué. Quizás pruebas de que su hijo fuera gay, o quizás algo que lo refutara. Si esperaba encontrar ejemplares de Playboy o Hustler escondidos bajo la cama, se había decepcionado. Todo lo que encontró fueron dibujos con desnudos – desnudos de hombres – todos hechos por su hijo. Sensible, artístico, creativo. ¿No eran esas palabras sinónimos de marica?

Hyung Joon sabía que su Abeoji estaba decepcionado porque no estaba en el equipo de fútbol de la universidad como él había estado en su juventud. Pero midiendo metro ochenta, no podría ser un delantero, y aunque su cuerpo estaba hecho para los deportes, su cara le hubiera descartado de inmediato. Pelo espeso, rubio oscuro, ojos azules y una boca rosada era lo que reflejaba el cristal del autobús. Guapo no era la palabra que le describía, más bien era hermoso. Había llevado ese peso toda su vida.

Pero hermoso o no, había salido con chicas, incluso había besado a algunas.

Demonios, una chica de un curso más, So Yi Hyun , la put* de la clase, había estado con él una vez detrás de las gradas. Había sido una experiencia decepcionante, pero al menos una heterosexual, y Joon no tenía ganas de repetirlo. Le gustaban las chicas. Podían ser muy buenas amigas, sus confidentes, y era más fácil estar con ellas que con los machos llenos de testosterona que había en los pasillos del instituto. Pero… no servían para mucho más, en su opinión.

Aun así, solo porque tuviera poco interés en el sexo opuesto no quería decir que fuera gay, ¿Verdad? Lo que necesitaba era un viaje al lado salvaje – solo una experiencia con otro tipo – un hombre, esperaba. Alguien más mayor, con más experiencia. Alguien que le pudiera mostrar cómo hacerlo. Entonces lo sabía. Saberlo era mejor que no saber nada, o eso se decía a sí mismo.

¿Eres marica? Las palabras de su Abeoji le golpearon de nuevo, como una aguja caliente en su cerebro. ¿Bueno, lo eres?

─No lo sé, Appa. ─Murmuró bajo su aliento, mirando las luces de neón de la calle Sexta por la ventana. ─Pero supongo que lo averiguaré.

─Calle Séptima con la principal. Todo el mundo que vaya a la Séptima con la principal que se baje ahora. ─La voz del conductor interrumpió sus pensamientos.

Séptima con la principal, ¡el barrio carmesí! Había pasado tanto tiempo sentado auto-compadeciéndose que se había saltado la parada de autobús. Ahora había ido demasiado lejos.

Un hombre de pelo gris sentado frente a él quitó su vista del periódico y le miró con sorpresa bajo sus gafas. ─¿Te vas a bajar aquí? ─Le preguntó a Joon, quién se levantó.

Hyung Joon juró de nuevo, en voz alta. ¿Bajarse o quedarse? ¿Arriesgarme con los peligros de la Séptima para volver a la Sexta o sentarme como un buen cordero hasta el final de línea para coger el bus que me lleve a casa? Casa, donde su Abeoji estaba esperando para preguntar dónde había estado. Y no lo olvidemos, y con quién.

La imagen decidió por él. Un montón de vampiros no dan tanto miedo como la cara de su Appa, medio decepcionado, medio furioso mientras preguntaba, tratando de averiguar dónde, por qué, con quién y cuándo.

─¿Séptima con la principal? ¿Alguien? ─dijo el conductor, un hombre negro viejo con ojos amarillos, le miraba desde el retrovisor.

─Sí. –Dijo Joon, moviéndose hacia la parte delantera del bus─. Yo. Me bajo aquí.

─Es un suicidio. ─Dijo el conductor, con nada de excitación en su voz─. ¿Estás seguro?

─ Lo estoy. ─Joon se acercó a las puertas y esperó a que se abrieran.

─Como quieras. ─Dijo el conductor, y antes de que pudiera darse cuenta, Joon estaba en la esquina de la Séptima con la principal, mirando como desaparecía el bus en la distancia.

La Séptima no estaba tan iluminada como la Sexta, notó, metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta y temblando cuando el frío aire le golpeó. De hecho, estaba muy oscura, incluso las farolas estaban apagadas o quemadas. La ciudad no les pagaba a los trabajadores para venir al barrio carmesí a cambiarlas y a los vampiros no les importaba. ¿Por qué deberían? Se rumoreaba que podían ver igual de bien con luz que en plena oscuridad.

Las luces de neón de la Sexta estaban ante él, a solo una manzana. Las luces de la experiencia, de la sabiduría.

Joon movió los hombros, metió hasta el fondo sus manos en los bolsillos de su chaqueta vaquera y anduvo rápido. Al otro lado de la oscura calle, veía carteles de color rojo brillante. Barrio Carmesí, Casa del Dolor, Bajo el Colmillo, y Deseo de Sangre, pasó de largo ante todos. Estaba más interesado en los clubs de baile y de cuerdo de la Sexta que en los oscuros y peligrosos bares de sangre de la Séptima.

No me incumben, Joon se dijo a sí mismo manteniendo la barbilla alta. Solo aléjate de los bares y sigue andando. La señal verde que indicaba la calle Sexta apareció ante él y sintió una ola de alivio y confianza. Después de todo, no era como si los vampiros pudieran aparecer en mitad del aire ¿Verdad?

─Hola, Pequeño. ─Una profunda voz que parecía venir de todas y de ninguna parte a la vez. Joon se detuvo en seco, lo tuvo que hacer para no tropezarse con el alto, cadavérico y delgado hombre que apareció de pronto ante él.

─¿Vas a alguna parte? ─Preguntó el hombre, sonriendo ampliamente dejando ver un par de colmillos amarillentos, largos y afilados. Un vampiro, uno de Los Perdidos. Joon nunca había visto uno antes y parecía justo como se lo había imaginado. Oscuro, extraño, maligno.

Tragó saliva y escuchó un crujido en su cuello. Su boca estaba seca y su corazón latía tan fuerte que sentía como su cuerpo entero se estremecía. El delgado y alto vampiro iba vestido de negro y tenía el pelo largo, negro, grasiento que le caía sobre los hombros esqueléticos. Parecía un superviviente de un campo de concentración, pero había algo en su cara que mostraba una fuerza malvada y brutal.

Tranquilo, se dijo Joon a sí mismo. Dile que no estás interesado y márchate. ─Voy a la Sexta ─dijo, moviéndose para rodear al alto vampiro─. Discúlpeme, por favor. ─Sonaba ridículamente educado, pero no había que hacer enfadar a las criaturas que sabías que podían cenarte si querían.

─No lo creo. ─El vampiro se movió para bloquearle el paso antes de que pudiera avanzar en esa dirección─. Eres un trozo de carne demasiado blando para la calle Sexta, querido. Tus gustos pertenecen a la Séptima – aquí con nosotros – en el barrio carmesí.

─Por favor ─Joon retrocedió, casi tropezándose─. Me... me bajé en la parada de bus equivocada. No quería venir hasta aquí.

─Qué lástima. Ahora estás aquí. ─El vampiro sonrió más y se inclinó hacia el cuello de Joon. Su aliento era frío y aterrador – un olor de sangre y podrido – como huele la carne que se ha estropeado en el frigorífico.

Joon trató de apartarse pero el vampiro lo tenía sujeto por el brazo y era terriblemente fuerte, y parecía estar por todas partes. No importaba hacia donde se moviera Joon, no podía escaparse. Iba a morir ahí, con las luces de la calle Sexta riéndose de él, sin siquiera averiguar la verdad sobre él mismo.

─Tan dulce, querido. ─Siseó el vampiro. Los afilados colmillos rozaron la carne de su cuello, haciendo brotar gotas de sangre y notó el terror, cálido y pegajoso, en el fondo de su garganta. Desaparecía de la faz de la tierra sin dejar rastro. Su padre probablemente se alegraría de ello.

─Deja que el chico se marche, Hyun. ─Una profunda voz sonó por encima de los latidos de su corazón en sus oídos. Bruscamente, el aliento de la criatura fue reemplazado por aire frio sobre su cuello. Joon suspiró aliviado, sintiendo que estaba a punto de hiperventilar.

─Esto no es asunto tuyo, Jung Min. ─El delgado vampiro todavía le estaba sujetando, con un brazo rodeando su cuello, pero había una innegable tensión en su tono de voz.

─Ahora sí. –El que había hablado se hizo visible: un hombre alto con pelo castaño y ojos avellana apareció en la oscuridad. Iba vestido con unos vaqueros desgastados y un jersey de color crema que enfatizaba el ancho de sus hombros. Su expresión era firme, determinada─. El chico ha dicho que no quería venir aquí, no es juego limpio. Deja que se vaya.

─Demasiado tarde. ─Una fría lengua pasó por encima de las heridas de su cuello y Joon se estremeció de asco─. Ya le he probado. ─Dijo el vampiro llamado Hyun.

─Le he marcado como víctima, es mío.

─–¿Quieres ir con él?

Le tomó a Joon un minuto darse cuenta de que el hombre de pelo castaño y anchos hombros hablaba con él. Sin decir palabra, sacudió negativamente la cabeza.

Quería decir algo más definitivo, quería gritar NO a pleno pulmón, pero su lengua estaba congelada en su boca.

─No te quiere, Hyun. No te ha escogido. ─Dijo el hombre llamado Jung Min. Suéltale o tendrás que sufrir las consecuencias.

─Te mostraré tus consecuencias. ─Gruñó Hyun. Soltó a Joon y se tiró a por el hombre. Hubo una mancha borrosa mientras Jung Min se apartó. Joon miró, con los ojos abiertos e incapaz de moverse, una pelea tan rápida que casi era imposible de seguir con la mirada. Casi no tuvo tiempo de caerse antes de que terminara.

─Ya está. ─ Jung Min apareció ante él, quitándose el polvo del jersey y respirando normalmente. No había señales de Hyun. Tan pronto como había aparecido, se había marchado, ante el gran alivio de Joon.

─Yo… tú… gracias. ─Consiguió decir, mirando la cara de su salvador.

─De nada, Bebé. ─ Jung Min le sonrió─. Ahora voy a mirarte el cuello.

Antes de que Joon pudiera protestar, unas fuertes manos inclinaron su cabeza hacia un lado dejando expuestos los arañazos que había hecho el vampiro. Le hacía sentirse vulnerable mostrar su cuello así, pero no de la horrible forma que había sentido con el asqueroso toque de Hyun.

─Esto no es bueno. ─ Jung Min fruncía el ceño─. Hyun realmente te ha marcado.

─No sé lo que eso quiere decir. Solo quiero ir a la calle Sexta. ─Joon le miró rogante─. Quiero olvidar lo que ha sucedido. Juro por Dios que nunca más pasaré por aquí.

─No importa si pasas o no, la marca de Hyun atraerá a otros vampiros hacia ti. No estarás a salvo en ningún lugar de la ciudad. ─ Jung Min sacudió la cabeza─. No puedo arreglar esto aquí. Tendrás que venir a casa conmigo.

Joon le miró. Ser invitado a casa de un hermoso hombre desconocido era exactamente lo que esperaba, pero no de esta manera.

Quería adquirir algo de experiencia, algo de conocimiento propio, no primeros auxilios de un buen samaritano - y probablemente heterosexual –hombre que pasaba por el barrio Carmesí en el momento justo para rescatarle. Además, ¿Qué sabía realmente sobre este tipo? Min no le dejó tiempo para decidir. Cogiendo a Joon de la mano, le llevó hasta una calle lateral y se adentraron en el barrio. Antes de que pudiera protestar, estaban delante de unas escaleras que bajaban hasta una puerta.

─Espera un minuto. ─Soltó su mano de la de Min, mirando el subterráneo lugar─. ¿Qué es este lugar?

─Mi casa. ─ Min se giró para hacerle frente─. Me estoy arriesgando al traerte aquí, sabes… ─Frunció el ceño─. ¿Cuál es tu nombre, a todo esto?

─Hyung Joon. Pero no quiero…

─No es lo que quieres o no, es sobre limpiar la marca y ponerte a salvo. ─ Min le empujó por las escaleras. Y antes de que pudiera darse cuenta, Joon atravesó una puerta hacia una pequeña, cálida e iluminada habitación.

No era un apartamento muy estilado o caro, pero los muebles y las llamas que lo iluminaban desde la chimenea lo hacían parecer acogedor. Las paredes, de color amarillo dorado, estaban llenas de estanterías. Vio que había una alfombra roja desgastada, pero limpia en el suelo de madera. Un gato persa blanco se acercó hasta Joon y se refrotó en sus tobillos, ronroneando.

─Mi gata, Isabel. ─Dijo Jung Min a modo de disculpa─. Espera un momento mientras le doy de comer ¿Vale?

─Uh, claro. ─Joon sintió el nudo de tensión en su pecho relajarse un poco. Él era un amante de los animales. Seguramente un tipo que tenía un gato y que lo trataba bien no podía ser malo. Se acomodó en el sillón que era algo más oscuro que la alfombra y se quitó la chaqueta vaquera.

─Ahora que está contenta, tendremos algo de tranquilidad.─ Min giró una esquina, asombrando a Joon. ¿Cómo podía moverse tan rápida y ágilmente? Por primera vez, Joon se preguntó cómo había podido vencer tan fácilmente al vampiro.

Todo había pasado tan deprisa. ¿Los vampiros no tenían fuerza sobrehumana? ¿Entonces cómo…?

─Espero que no te importe, pero hace mucho calor aquí. ─ Min interrumpió sus pensamientos quitándose el jersey, mostrando su pecho desnudo. También se quitó los zapatos, así que ahora solo llevaba puestos los ajustados y desgastados vaqueros. La luz de la chimenea se reflejaba en su cuerpo, haciendo que su piel pareciera dorada y añadiendo reflejos rojos en su pelo.

─ Yo... um…─ Joon trató de no mirarle fijamente. Fuera lo que fuera Min, si era heterosexual, y decidía que Joon no lo era, y él le pillaba mirando… bueno, ya le habían dado suficientes palizas en la clase de gimnasia para saber cómo terminaría.

─Es solo que la temperatura de mi cuerpo es algo más baja que la tuya – que la de un humano. ─Explicó Min a Joon ─. Así que tiendo a tener calor más rápidamente.

─Que un…─ Joon levantó la cabeza y miró al hombre que estaba a su lado en el sillón con horror─. ¿Entonces eres…?

─Un vampiro. ─ Jung Min lo dijo como si fuera la cosa más natural del mundo. Sonrió, mostrando los colmillos tan afilados como los de Hyun, aunque considerablemente más blancos. Brillaban como perlas bajo la luz del fuego.

Joon se levantó, con pánico, pero los dedos largos y fuertes de Min le cogieron de la muñeca. El vampiro no estaba apretando ni haciéndole daño, pero estaba claro que no podría irse.

─Siéntate ─dijo con voz amable─, no quería asustarte. ¿Qué pensabas que era, de todas formas?

─No lo sé. ─Joon se sentó en el sofá poniendo la máxima distancia entre ellos como le era posible. ─Pero no… no pareces un vampiro.

─¿De verdad? ─ Min sonrió de nuevo, una expresión que iluminaba sus ojos de color avellana─. ¿Y cómo son los vampiros, Joon?

─Como… como él. El que me atacó. El que llamaste Hyun.

─Oh, ¿Así que todos los Perdidos somos malvados y feos? ¿Seres delgados que atacamos a chicos humanos inocentes que encontramos tratando de escapar de nuestro territorio? ─La voz de Min no sonaba molesta si no triste. Un rastro de pena en su voz hizo que Joon tragara saliva.

─No, yo… no quería decirlo así. ─Protestó─. Siento si lo he dicho mal. Solo… Min le soltó. ─No te disculpes. Para ser sinceros, hay muchos más vampiros como Hyun que como yo. Soy un Guardián, he jurado proteger a los inocentes de los de mi especie. Tuviste suerte de que decidiera salir esta noche en vez de quedarme en casa junto al fuego con un libro. ─Suspiró─. Pero me siento solo aquí con nadie excepto Isabel como compañía, así que aparecí justo a tiempo para salvarte.

─… Sí… Um, gracias. ─Joon se lamió sus secos labios─. ¿Así que no vas a hacerme daño? ¿No me morderás?

─No he dicho eso. ─Dijo Min suavemente. Se acercó de nuevo, tomando a Joon de la muñeca antes de que pudiera levantarse del sillón─. Tranquilo, no voy a desangrarte. Pero tendré que limpiar la herida que te hizo Hyun y ponerte mi propia marca para mantenerte a salvo. Entonces te dejaré ir. ─Tiró de los brazos de Joon, acercándolos a su amplio pecho─. Acércate un poco más y podremos comenzar.

Capítulo 2

─Pero…─ Joon sintió como su cabeza le daba vueltas.
Todo se movía tan rápido. Min le había capturado de alguna forma en sus musculosos brazos y ahora estaba sobre su cuello expuesto.

─Quítate la camiseta, Bebé, hará las cosas más fáciles. ─El vampiro dijo en su oído. De cerca, Joon no pudo evitar sentir que la dorada piel de Min tenía un olor cálido y picante. Pero por muy secretamente que hubiera deseado esta seducción, no estaba acostumbrado a ser manejado por otro hombre.
─… espera un minuto. ─Trató de liberarse del agarre de Min y el vampiro le soltó─. ¿Qué estás haciendo? Cuando dijiste que ibas a limpiar las heridas, pensé que querías decir con algún tipo de kit de primeros auxilios o algo.

Min inclinó su cabeza hacia detrás y se rió, un caliente sonido que atravesó el cuerpo entero de Joon. ─No te preocupes, Bebé, no estoy tratando de seducirte. Pero ningún kit de primeros auxilios podría librarte del veneno de un vampiro hostil. Solo el toque de un Guardián puede hacer eso.

─¿El toque? ─Joon le miró dubitativo─. Pero estabas…–─gesticuló hacia la boca roja de Min ─. Quiero decir, pensé que ibas a, eh, besarme o algo así. ─Se sonrojó como un idiota. Maldición, nadie que le estuviera viendo podría saber si se había subido al estúpido bus para buscar un encuentro con otro hombre. No por la forma en que estaba actuando.

─No lo iba a hacer. ─Negó Min suavemente. Se acercó y rozó la sonrosada mejilla de Joon con un dedo─. Iba a lamer tu cuello y chupar el veneno. ─Su voz se puso más seria─. Tengo que hacerlo. Si no las heridas se cerraran y tu sangre se envenenará. Venga. ─Trató de acercarse de nuevo a Joon pero éste se resistió.

─Espera… prometes… ¿Prometes que no me vas a morder? ─Joon miró los brillantes colmillos dudoso, con el corazón agitado.

Tenía la oportunidad de estar cerca de otro hombre, lo más cerca que deseaba. Pero bajo circunstancias que nunca había imaginado. Tenía miedo, admitió, miedo de dejar que el desconocido y hermoso Min le tocara de nuevo, sin importar lo mucho que lo quisiera y las ganas que tuviera de seguir sus órdenes.

─Hyung Joon. ─Jung Min acarició su mejilla de nuevo, con una sonrisa amable en su cara─. Juro sobre el alma que perdí cuando me convertí en lo que soy, que no te morderé en el cuello. ¿Te sirve?

─Su… supongo. ─Joon fijo─. ¿Perdiste el alma?

Jung Min se encogió de hombros, sin importarle mucho. ─¿Por qué crees que nos llaman los Perdidos? Cuando mi cuerpo sea destruido no iré ni al cielo ni al infierno.

Simplemente dejaré de existir. Pero para eso quedan milenios enteros y tengo que limpiar la herida antes de que se cierre. ─Se inclinó hacia delante, mirándole a los ojos─. Quítate la camiseta, Joon, y acércate.

Sintiéndose mareado, Joon hizo lo que le pidió el vampiro, quitándose su camiseta azul pálido y acercándose a los brazos de Min. En vez de ir directo a su cuello, Min le abrazó cálidamente. Su piel era algo más fría de lo normal, pero se sentía bien sobre la piel sobrecalentada de Jon.

─Venga ─murmuró el vampiro suavemente en su oído─, relájate, Bebé. No tienes nada que temer de mí.

Joon no sabía si creerle al vampiro o no, pero se relajó en ese instante, cayendo sobre el cuerpo musculoso de Min aunque su corazón seguía latiendo en su pecho.

Ante la petición de Min, puso la cabeza sobre el brazo derecho del vampiro, el bíceps contra su cuello, mientras mostraba el lado herido de su garganta.

─Así está bien. ─ Susurró Min, su frío aliento le produjo escalofríos a Joon.
Entonces su cálida y húmeda lengua comenzó a moverse sensualmente sobre las heridas de su cuello.

Joon se quedó sin aliento y tuvo una erección inmediata. ¡Maldición! Si esto estuviera pasando en otras circunstancias hubiera sido perfecto.

Tal y como estaban las cosas, no sabía la orientación de Min, ni la suya propia, y cada minuto que pasaba las cosas eran más raras. Por un lado, el vampiro le había dicho que estaba limpiando las heridas para evitar una infección.
Por otro lado, la forma en que le lamía y chupaba el cuello de Joon era terriblemente sensual – demonios, sexual.

Se movió incómodo bajo el abrazo del vampiro, cientos de preguntas corría por su mente. ¿Me gusta esto porque es un hombre o porque se siente bien? ¿Quiere decir algo? ¿Será hetero? ¿Gay? ¿Y si se da cuenta de que la tengo dura? La última pregunta le hizo sentirse tan consciente de su cuerpo que no pensaba poder aguantarlo. Su pene latía como una barra de acero fundido bajo sus pantalones y deseó tener una manta o algo para taparlo. Su chaqueta estaba fuera de su alcance, sobre el brazo del sillón.

─Casi he terminado, Joon. ─La profunda voz en su oreja le hizo aterrarse todavía más, ¿y si el vampiro notaba el estado en el que estaba? Entonces una grande y caliente mano se puso sobre la tienda de campaña de sus pantalones. El gesto no era sucio ni seductor, era más como reconfortante─. No te preocupes por esto ─murmuró Min en su oreja─. Soy incapaz de curar sin dar placer. No importa cuáles sean tus preferencias, tu cuerpo reacciona igual.

─Oh. ─La boca de Joon estaba tan seca como una tormenta de arena─. No… no quería… ─Su pene le dolía al latir contra la mano que la rozaba pero se atrevió a moverse. Cuando el vampiro quitó la mano y se centró en el cuello de Joon, Joon deseó que no lo hubiera hecho.

Pero pronto la sensación de la boca de Joon sobre su cuello eliminó cualquier otro pensamiento de su mente. La lengua del vampiro estaba caliente y húmeda, lamiendo su cuello, y de vez en cuando se paraba a chupar sobre su piel. Joon sintió los afilados colmillos rozar su cuello, pero nunca le hirieron.

Incapaz de evitarlo, Joon gimió. Una chica le había hecho un chupetón una vez, en una apuesta, cuando estaba en el instituto, pero no había sido nada comparada con la ola de placer sensual que sentía bajo el amable roce del vampiro. ¡Dios, le estaba volviendo loco! Estaba seguro de que si Min no hubiera parado, se hubiera corrido sólo con que le chupara el cuello.

Justo cuando sentía que estaba a punto de explotar, las sensaciones se detuvieron.

Joon no sabía si sentirse aliviado o frustrado. Su pene latía en sus pantalones y sus testículos le dolían por la tensión.

─¿Estás bien? ─Min le miró, con preocupación en sus ojos avellana.

─Claro. ─Joon trató de incorporarse en el sillón y respiró profundamente─. ¿Has, eh, terminado ya? ─Esperaba no sonar demasiado decepcionado.

─Todavía no. ─Min sonrió y se levantó ágilmente, como un gato que se estira─. Pero has perdido algo de sangre y perderás un poco más cuando termine. ¿Quieres algo para beber?

─Yo, eh…─ Joon se lamió los labios─. ¿Qué quieres decir sobre perder sangre? Preguntó sospechosamente.
Jung Min suspiró y pasó una mano por su pelo. ─Hyun puso su marca en ti, una marca de aceptación. Es como… como si fueras un cebo para otros vampiros. Les llevará a ti estés donde estés a no ser que yo haga algo para anularla.

─¿Y qué vas a hacer? ─Joon se inclinó hacia atrás con las manos en forma de puños a los lados.

─ ¿Todavía no confías en mí, verdad? ─ Min le miró triste y sacudió la cabeza─. Es igual, no importa. Pondré una marca más fuerte, mi propia marca, en ti. De esa forma si te cruzas con alguno de los Perdidos, sabrán que estas bajo mi protección y te dejarán tranquilo.

─Pero… ─ Joon puso una mano sobre las heridas de su cuello─. Me has prometido que no me ibas a morder. ─Protestó. Era justo lo que necesitaba, volver a casa con marcas de dientes en su cuello para que su padre las viera. No tendría sentido tratar de convencer a su padre de que las marchas las había hecho una mujer con la que había pasado la noche. ¿Además, no sería él, Joon, el que tendría que dejarle marcas a la chica si se diera el caso? Dejar que otro hombre le marcara parecía extraño… casi incorrecto, aunque le excitara. Sumiso – esa era la palabra que buscaba.

─No voy a morderte en el cuello ─dijo Min interrumpiendo los pensamientos confusos de Joon ─. Para poder anular la marca de Hyun, la mía debe de ser en un lugar más íntimo.

─¿Más… intimo? ─Joon notó como se le secaba la boca.

Jung Min asintió. ─La arteria femoral debería valer.

─Femoral… ─Joon frunció el ceño, tratando de recordar el gato que habían diseccionado en biología el semestre pasado. Siendo un artista, le interesaban más los músculos y las formas que la función de las estructuras que estudiaba.

El vampiro suspiró. ─En la parte interna del muslo. ─Hizo un gesto hacia el pantalón de Joon donde, por suerte, la vergonzosa erección había bajado al fin─. Vas a tener que quitarte los pantalones.

─… Yo… yo… ─Joon estaba de pie y retrocediendo. Esta vez Min no trató de detenerle.

─Sé que no es fácil ─dijo el vampiro─, especialmente si no tienes interés en los hombres. Pero tienes que confiar en mí, Hyung Joon. Es necesario. ─Estaba entre Joon y la puerta con un movimiento tan veloz que casi no lo vio─. Vuelve al sillón ─ dijo, poniendo una mano sobre el hombro de Joon ─. Hablaremos un poco hasta que te acostumbres a la idea.

Parecía que no tenía elección, Joon volvió a recostarse sobre el sofá.

─¿Quieres algo para beber? ─preguntó Min de nuevo─. Lo siento, no tengo nada para comer excepto atún y es de Isabel. Los vampiros no pueden digerir comida sólida.

─¿No lo echas de menos? ¿Comer? ─Joon se sorprendió de que la pregunta le saliera de forma tan natural y notó que estaba realmente interesado en la respuesta.

¿Cómo sería ser uno de los Perdidos?
─A veces. ─Admitió─. Aunque probablemente no echo de menos la misma comida que querrías tú. La cocina era muy diferente cuando perdí mi alma. ─ Puso una mano sobre la parte trasera del sillón, detrás de la cabeza de Joon, pero sin llegar a tocarle─. Supongo que lo que te gusta comer a ti son los filetes de carne picada y las bebidas chocolateadas.

─¿Hamburguesas y batidos? ─Joon no pudo evitar sonreír─. O te hicieron vampiro en los cincuenta o has visto demasiados anuncios de McDonalds. A mí me gusta más el Red Bull y el tofu.

Min se encogió de hombros. ─Tofu, carne, todo es lo mismo para mí. No puedo tomar nada, así que va todo junto. ─Sonrió─. Entonces dime, ¿Cómo terminaste en el barrio Carmesí hoy?

─Como le dije al otro vampiro… eh, tipo. Me bajé en la parada de bus equivocada. ─Joon miró al fuego, pero mantuvo su expresión inmóvil.

─ Dijiste que ibas a la calle Sexta. ─ La profunda voz de Min era suave─. ¿Por algún motivo en especial?

─No, yo sólo… ─Joon se secó las manos en sus vaqueros─. Sólo quería ir a ver. Mis… mis amigos hicieron una apuesta. Ir a ver lo que… lo que hacían allí. ─La mentira salió de sus labios poco convencidos ante las vibrantes llamas, sintiéndose miserable. Si hubiera estado seguro de la orientación sexual del vampiro… pero no, no lo podía saber. No iba a arriesgarse a salir del armario ante alguien que podría matarle si le apetecía. Ni siquiera estaba seguro de querer salir del armario, si lo era.

─Una apuesta, ¿Eh? ¿Eso es verdad? ─Min parecía divertido.

─Sí, así es ─asintió Joon, sin apartar su mirada del fuego.

─Bueno, entonces no te retendré más de lo necesario. Podrías ganar la apuesta si te das prisa. ─Min se acercó más a él para moverla la cabeza, así que no tuvo otra opción que mirarle. Los ojos avellana de Min parecían de oro bajo las llamas del fuego─. Tenemos que hacer esto, Joon. Quítate los pantalones. Tengo que marcarte.

Había una orden en su profunda y cálida voz que Joon no pudo evitar estremecerse. Se puso de pie, quitándose los pantalones y la ropa interior, junto con zapatos y calcetines antes de poder pararse a pensarlo. Entonces se sentó de nuevo en el sillón, notando como el sillón se amoldaba a su piel. Al menos no la tenía dura, podía dar las gracias por ello.

─Muy bien. – Jung Min se arrodilló en el suelo frente a él, poniendo sus calientes manos sobre sus rodillas. El fuego brillaba en su espalda, llenando su cara de sombras.

─¿Estás listo, Hyung Joon? ─preguntó─. Trataré de hacerlo rápido e indoloro.

Joon asintió. No estaba seguro si todo este proceso era como ser seducido o como tener una operación quirúrgica, pero nunca había tenido un médico tan hermoso o gentil como Min.

─Si te hace sentir mejor, puedes cerrar los ojos. – Min estaba separando sus piernas, amable pero sin detenerse, y avanzando hacia sus caderas. Joon no sabía si le haría sentir mejor o no, pero era un punto de no retorno. No podía haber apartado los ojos de Min acercándose a sus caderas aunque supiera que se volvería ciego.

Su cálido aliento le rozó los testículos, haciendo que su pene temblara según se acercaba Min. De nuevo se preguntó sobre la orientación sexual de Min. Si era hetero, ¿Podría acercarse tanto a los genitales de otro hombre sin sentir molestia alguna? ¿O solo eran negocios para él? Joon estaba dispuesto a apostar que un hetero hubiera vomitado a estas alturas, pero Min seguía acercándose, buscando el lugar perfecto para morder.

Joon le miró fascinado mientras su mejilla se rozó casualmente contra su pene. Entonces, ante su horror, sintió como se endurecía de nuevo. Ahora no… ¡ahora no! Entonces una caliente sensación apareció en donde sus caderas se unían con su torso y notó que Min le estaba lamiendo ahí – chupando la piel de la misma forma que le había chupado el cuello y él con el mismo resultado – se le estaba poniendo tan dura como una roca.

─¿Qué… qué estás haciendo? ─dijo Joon. Quería apartarse pero estaba congelado en el sitio. Aunque las largas manos de Min no le hubieran estado sujetando no pensaba que hubiera podido moverse mucho más de un centímetro.

El vampiro miró hacia arriba. ─Estoy haciendo que la arteria se dilate. Trato de darte placer en vez de dolor mientras te marco, muerdo. ─Dijo, como si fuera la cosa más natural del mundo.

─No tienes que hacer eso ─dijo Joon bruscamente. Estaba medio erecto ya y se endurecía cada vez más. Era la situación más embarazosa en la que se había visto jamás.

─No te preocupes por esto. ─Min pasó uno de sus largos dedos por toda la largura de su pene. El simple roce hizo que los huesos de Joon prendieran fuego y se le puso completamente dura─. Es perfectamente natural y ─Min continuó─ debería avisarte de que cuando te muerda probablemente te correrás. Los componentes químicos inyectados cuando un Guardián muerte hacen que los humanos tengan esa inevitable reacción.

─Yo… tú… ─Joon sacudió la cabeza, ante la falta de palabras. ¿Cómo podía el vampiro parecer tan casual con todo esto? Como podía… Min inclinó de nuevo su cabeza y notó una punzante sensación que solo duró un segundo. Muerde, Joon tuvo el tiempo de pensar, y entonces hubo una ola que le atravesó el cuerpo entero, ahogando sus pensamientos en puro placer.

¡Dios, oh Dios, oh Dios! Las manos de Joon estaban a los lados, tratando de evitar hundirlas en el sedoso pelo del vampiro. Su pene se estremecía con fuerza cada vez que la mejilla de Min rozaba su largura y sintió como se acercaba al límite rápidamente. Min tenía razón, iba a correrse y mucho. No había nada que pudiera hacer al respecto. Sintió una mano invisible cogerle la polla, llevándole hasta el orgasmo. ¡Voy a correrme!

Lo pensó al mismo tiempo que sucedió. Sintió como la presión que sentía en los testículos se liberaba y entonces se corrió, sobre su plano estómago mientras el vampiro seguía apretando sus labios entre sus piernas. Fue el orgasmo más intenso que había experimentado en su vida y Joon no pudo respirar por un momento.

Reclinó la cabeza, jadeando, con las manos agitadas por espasmos.

─Está bien, está bien, Bebé. ─Fuertes manos acariciaban sus laterales y Joon casi no notó que el vampiro había dejado de chuparle. Min estaba todavía entre sus piernas, pero ahora hablaba amablemente, tratando de hacer que Joon regresara del elevado plano de placer al que había saltado durante su intenso orgasmo.

─ Respira profundamente ─murmuró Min, todavía tocando sus muslos ─. Te has corrido mucho, eh, ¿Hyung Joon?

Capítulo 3

Sintiéndose avergonzado, Joon asintió.
Estaba empezando a respirar de nuevo. Lo que más quería ahora mismo era que el vampiro le dejara levantarse para ir a limpiar el lío que había hecho. Bajo el fuego, las gotas de esperma brillaban sobre su estómago como perlas, proclamando su vergüenza para quien mirara. Empezó a levantarse del sillón, pero Min le mantuvo en su lugar.

-Por favor. ─ Joon notó que no podía mirarle a los ojos avellana─. Tengo... tengo que levantarme. Para limpiarme.

─Puedo ocuparme de eso. ─La voz de Min era tan profunda y tranquila, de alguna forma seductora. Se inclinó sobre los muslos de Joon de nuevo y esta vez su cálida y húmeda lengua se deslizó sobre la temblorosa piel del estómago de Joon, lamiendo el esperma mientras Min limpiaba los rastros de su vergüenza.

¡Oh Dios! Joon sintió que podría tener otra erección ahora mismo, por semejante erótica visión. Sus dudas de decirle a Min la verdad sobre él mismo, sobre lo poco que sabía, desaparecieron. Ningún hetero le probaría de esa forma. A no ser… ¿quizás a los vampiros no podían distinguir entre los fluidos corporales? Pero no, estaba seguro de que cualquier tipo hetero, vampiro o humano, nunca chuparía esperma de la piel de otro hombre.

─ No… no iba a la Sexta por una apuesta ─dijo con voz temblorosa─. Iba allí porque quería saber… saber si…

─¿Si te gustaba esto? ─Min tomó el pene semi-erecto de Joon con una mano y metió la cabeza en su boca, limpiando los restos de esperma mientras Joon le miraba, con los ojos como platos.

─… Sí. ─Respiró, sintiendo como crecía sobre la mano del vampiro─. Ves, no soy… nunca he estado con otro hombre ─explicó─, pero pensé que podría obtener algo de experiencia para saber si soy…

─Quieres saber si te gustan realmente los hombres o si solo sientes curiosidad.─ Min terminó en su lugar, todavía acariciando su pene─. Es así, ¿Bebé?

─… Sí. ─Joon asintió, sintiéndose aliviado por haber aclarado su confusión─. Sí, exactamente así es.

─Supongo que podría ayudarte ─ dijo Min. Se levantó y se sentó junto a Joon de nuevo, sin quitar su mano del pene de Joon ─. Si quieres que lo haga.

─¿Lo harías? ─Joon le miró, observando al gran hombre que había junto a él. Por primera vez miró el amplio pecho desnudo de Min, y se preguntaba lo que habría bajo esos ajustados y desgastados pantalones.

Pero el vampiro suspiró y sacudió la cabeza ─No debería. Eres muy hermoso, pero demasiado joven para mí. ─Apartó su mano, con reticencia, del miembro palpitante de Joon.

─Tengo diecinueve ─ protestó Joon ─, estoy en primer año de universidad. Se lo que hago.

─Tengo quinientos cuarenta años, Bebé. ─ dijo Min suavemente─. He visto chicos hermosos como tú por cientos de años.

─Pero no me has visto a mí. ─Joon se giró para mirarle a la cara, determinado a obtener lo que quería ahora que sabía lo que era─. Por favor, Jung Min. ─Susurró, atreviéndose a usar el nombre del vampiro por primera vez─. Iba a ir a la calle Sexta para encontrar a alguien más mayor y con experiencia que me mostrara como hacerlo. Sé que tú eres, eh, algo más mayor de lo que buscaba… pero eres amable. Tierno.

Min sonrió triste. ─ ¿Eso es lo que piensas de mí? Ojala fuera así. ─ Suspiró ─. Soy un vampiro, Hyung Joon, desde hace cinco siglos. Eso quiere decir que he sido la causa de muchos derramamientos de sangre y más hombres han maldecido mi nombre mientras morían a mis pies de los que lo han dicho por placer. ─ Mientras hablaba, el vampiro parecía más grande, más oscuro.

Había dejado de ser el hombre agradable, hermoso que había rescatado a Joon de la calle Séptima y se había convertido en otra cosa, en algo no humano. Sus ojos brillaban bajo la escasa luz y sus colmillos parecían alargarse y afilarse como cuchillas.

─Pero… ─ Joon tragó saliva─. Pero ya no eres así. Lo dijiste tú mismo… ahora eres un Guardián. Proteges a mi especie contra… contra lo que eras.

─Así es. ─La cara de Min dejó de ser aterradora hasta que solamente se vio turbado─. Estoy tratando de compensar mis pecados, aunque no tengo alma que salvar ─suspiró─, pero todavía no sé si soy la persona adecuada para ti, Joon. Para mostrarte el camino.

─Por favor. No… no tengo miedo de ti ─Joon esperaba que el vampiro no escuchara los latidos de su corazón o sintiera su duda.

─Quizás deberías ─ dijo Min. Pero sonaba resignado, no enfadado.

─Pero no lo tengo. ─Juntando todo su valor, Joon se inclinó hacia delate y capturó los labios del vampiro con los suyos. La boca de Min era suave e incitante, y después de un momento dejó que la lengua de Joon entrará. Joon gimió, deslizando su lengua delicadamente entre los colmillos probando su propio sabor en la boca del vampiro. Era la cosa más erótica que había hecho nunca y sentía como su corazón latía por todo su cuerpo, marcando un ritmo tan viejo como el tiempo para coger lo que necesitaba.

─Así está bien, Bebé ─ dijo Min, rompiendo su beso. Acarició el cuerpo de Joon de nuevo, desde un lateral de su cuello, sus pezones rosados, su duro miembro que latía dolorosamente entre sus piernas─. Pero tengo que saber hasta dónde quieres llegar. No quiero hacerte daño o tomar más de lo que me ofreces.

─Quiero todo. ─ Joon respiró, deseando que esas largas y cálidas manos estuvieran más cerca de su cuerpo. Se sentía como un hombre que llevaba años muerto de hambre y al que le ofrecían un festín. Había tantas cosas que quería hacer ahora que tenía la oportunidad, tantas fantasías que había tenido por las noches con las luces apagadas mientras la vergüenza y el deseo corrían por sus venas como una oscura droga─. Quiero tocarte de la forma en que me tocas tú. ─Le dijo a Min, pasando sus manos sobre el ancho y musculoso pecho del vampiro─. Necesito probarte, chuparte ─dijo, volviéndose más vasto─. Y entonces… ─bajó su voz, casi incapaz de pronunciar su último y vergonzoso deseo─. Entonces quiero que me folles.

Min gruñó. ─Eres un tipejo muy hambriento, ¿Eh? Nunca has probado una gota y ahora quieres beber hasta emborracharte.

─ Tú me haces sentir borracho ─ dijo Joon ─. Tu olor, tu sabor… ─Inclinó su cabeza y besó delicadamente los labios del vampiro una vez más hasta que Min le capturó con su boca, besándole fuerte y profundamente. Era tan distinto de besar a una chica, consiguió pensar Joon entre los zumbidos de sus oídos y los latidos de su corazón. No había pintalabios de por medio y Min no esperaba que él tomara el mando. Enterró sus dedos en el rubio pelo de Joon y le acercó más, devorando su boca con sus bruscos y sedientos besos, sin dejar dudas de quién estaba al mando.

Al fin, cuando sintió que ya casi no podía respirar, Min le soltó. Joon trató
de besarle más, pero el vampiro le detuvo.

─No ─dijo firme, sujetando a Joon con una mano─. Vas a chupármela, Hyung Joon. Justo lo que querías hacer. ─ Se inclinó sobre el sillón, con su espalda desnuda contra el lateral, y se relajó, invitando y pidiendo que Joon cumpliera su fantasía.

Ser dominante era una nueva experiencia para Joon, pero claro, lo era la experiencia entera. Notó que le gustaba que Min le diera órdenes, la forma en que le dijo a Joon lo que le iba a hacer en vez de pedírselo. Cumpliría una fantasía tan profunda y secreta que había tenido miedo de decírsela a sí mismo.

Sintiéndose borracho de placer, inclinó su cabeza y lamió a tientas el fuerte cuello de Min. La piel del vampiro todavía estaba algo fría, pero notablemente más caliente que antes. La piel de Min bajo su lengua era ligeramente suave y salada, un sabor del que Joon nunca podría tener suficiente.

Se hizo camino a través de su amplio pecho, pasando un tiempo lamiendo los redondeados pezones de Min, metiendo la lengua en su ombligo y siguiendo el sedoso camino de pelo castaño que recorría su abdomen hasta donde desaparecía en sus vaqueros.

Joon se detuvo para observar. No sabía lo que le hacía tan descarado, pero quería saber lo que había bajo los desgastados pantalones.

El pene de Min parecía enorme mientras palpitaba bajo la tela. Lo acarició gentilmente con la mano y el vampiro gimió de placer.

─Bien, Bebé ─ murmuró mientras Joon abría la cremallera para descubrir que no llevaba nada más puesto debajo. Su pene salió de un golpe, como si deseara estar libre, y Joon lo cogió con su mano, asombrado ante su suave y cálido tacto y por la gran cabeza con forma de seta. Era la primera vez que tocaba el pene de otro hombre y era tan excitante como se lo había imaginado. Era firme y suave y duro en su mano y notó que Min no estaba circuncidado.

─ Chúpalo. ─La profunda voz de Min se introdujo en sus pensamientos y miró hacia arriba para ver como el vampiro le miraba con los ojos entreabiertos, ardiendo de necesidad─. Chúpalo, Joon. ─ Le ordenó, pasando sus dedos por su pelo una vez más.

─Lo haré, pero primero quiero hacer esto. ─Joon inclinó su cabeza y restregó su cálida mejilla contra el pene, notando como se sentía el fantástico olor almizclado y picante que llenaba sus sentidos. Pasó el pene por sus mejillas, su frente y sus pestañas, sintiendo su calor. Entonces dio un suave beso sobre la ancha cabeza, saboreando una gota de líquido que había en la punta, notando el salado, amargo y delicioso sabor del esperma de otro hombre en su boca por primera vez.

Había tenido muchas fantasías de cómo sería tener la polla de un hombre en su boca, pero las había suprimido, sintiendo que eran incorrectas, vergonzosas. Ahora, bajo las caricias de los largos dedos de Min en su pelo, alejó su vergüenza y lo lamió desde la punta hasta la base, saboreando la cálida piel del pene de Min y escuchando como gemía su nombre.

─Bésalo un poco más, Bebé. Métetelo en la boca. ─La profunda voz de Min estaba llena de necesidad y Joon se sintió orgulloso de llevar a una criatura tan poderosa hasta el límite sólo con probarle.

─Min ─ susurró, besando la cabeza de nuevo y pasando su lengua sobre su duro pene─. Maestro… ─No sabía de dónde salía esa palabra, pero parecía correcta, casi tanto como meterse su gran pene en la boca.

─Joon, bien, pequeño. Se siente tan bien ─gimió el vampiro. Ambas manos estaban enterradas en el pelo de Joon ahora y sus caderas se movían rítmicamente, follando su boca. Joon gimió con el pene entre sus labios, pensando que nunca se había sentido tan bien en toda su vida.

Cada duda que había tenido sobre él mismo desapareció. Había nacido para hacer esto, para chupar pollas. Para tomar el pene de otro hombre dentro de su boca y chuparlo hasta que el caliente esperma fluyera por su lengua y para tragarlo todo mientras su Maestro le acariciaba el pelo y le animaba por sus esfuerzos. El pene de Min palpitaba en su boca pero justo cuando estaba a punto de salpicar su lengua con esperma, unos firmes dedos le apartaron.

─¿Qué…? ─miró hacia Min, sintiéndose alejado del placer. Estaba decepcionado de que el vampiro lo hubiera terminado tan pronto.

─No así ─dijo su voz profunda llena de deseo─. No quiero correrme en tu boca, por muy talentoso que seas, Bebé.

Joon sintió ruborizarse ante el cumplido. ─¿Entonces donde…?

─ Quiero correrme cuando esté dentro de tu dulce y virginal culo. ─Min le rozó la caliente mejilla, con los ojos avellana brillando de deseo─. Eres un chico tan hermoso, Joon, tan dispuesto a aprender, reaccionas tanto ante mis caricias ─sonrió, mostrando un colmillo bajo los rojos labios─. Va a ser un gran placer montarte y sentir como mis pelotas te golpean mientas te meto mi polla. Cabalgarte y sentir como tiemblas debajo de mí. Follarte.

La boca de Joon se secó por centésima vez en esa noche. Había soñado con ese momento, tenía que admitirlo. Soñado con ser poseído por un hombre dominante, un hombre al que pudiera llamar Maestro. Pero ahora que tenía la oportunidad ante él, tenía miedo.

─Yo… yo quiero… ─dijo con cuidado, tratando de escoger bien sus palabras─. Quiero que lo hagas, quiero decir. Pero es que, eres tan grande. Y yo nunca he…

─Joon.─ Min se acercó, levantándole hasta que estuvo sobre el torso musculoso del vampiro con el largo pene de Min contra su estómago─. Mírame ─Min inclinó su cabeza para que sus ojos se miraran─. ¿No te he dicho que no tienes que tener miedo de mí? ─preguntó─. ¿Realmente crees que te follaría sin prepararte primero?

─Yo… no lo sé. ─ Joon se dio cuenta de que era difícil seguir mirando sus ojos avellana. Cuando Min le miró es como si el vampiro supiera sus secretos y fantasías más oscuras. Era una intimidad tan cercana que Joon casi no lo podía soportar.

─Confía en mí ─dijo Min, dándole un suave beso sobre sus labios─. Voy a prepararte para mí, Joon. Tan preparado que rogarás para que meta mi polla dentro de tu cuerpo. Te dolerá ─besó al chico de nuevo─, pero solo un poco. Y será un tipo de dolor placentero. Te lo prometo.

Las calientes palabras del vampiro parecían quemarle y Joon respiró rápida y agitadamente, leyendo la promesa de placer al igual que el dolor en los ojos de Min. Su largo miembro palpitaba contra su estómago y su propio pene respondía.

Quería esto, notó. Siempre lo había querido.

─Está bien. ─Dijo al fin, soltando las palabras tembloroso.

Min le sonrió lentamente de nuevo. ─¿El qué está bien?

─Está bien, quiero. ─Joon aclaró.

─¿Quieres qué? ─Min todavía sonreía. Claramente quería que Joon rogara.

─Quiero que me folles. Quiero me folles… Maestro. ─Añadió al final, inseguro de cómo el vampiro interpretaría la palabra que antes le había hecho gemir de placer. Min sonrió y le acarició la mejilla. ─Puedes llamarme así si quieres, Joon. En algunos lugares se consideraría una realidad, no solo una agradable fantasía como lo usamos ahora.

─¿Cómo? ¿Por qué? ─Joon preguntó ávido. No conocía al vampiro desde hace más de una hora, pero la idea de tener algún tipo de relación con Min le pareció inmensamente atractiva.

─Por la marca que he dejado en ti. ─Min se inclinó para besarle de nuevo ─. Ningún otro vampiro se atreverá a tocarte ahora que te he reclamado como mío. ─suspiró─. Pero ese no es el tema, Bebé. Tenemos todavía unas pocas horas para el amor, unas horas en las que te mostraré como darle placer a otro hombre, y entonces tendrás que olvidar que me viste alguna vez. ─ Besó a Joon de nuevo y sus largas manos pasaron por su cuerpo, acariciando sus hombros y sus nalgas desnudas.

─¿Olvidar que te he visto? No lo entiendo. ─El calor en el estómago de Joon crecía con cada beso, pero el pensamiento de que nunca podría repetir esta experiencia, al menos con Min le entristecía.

─Sí. ─Min le besó de nuevo─. No quiero corromper tu inocencia más de lo que lo haré ahora. ─Se sentó y Joon se encontró boca abajo sobre el cojín del sofá. Todos sus pensamientos sobre el futuro y sobre lo que le depararía desaparecieron.

─¿Estás cómodo, Bebé? ─Min acarició su espalda desnuda, separando las piernas de Joon mientras hablaba. Joon tembló ante la vulnerable posición en la que se encontraba. Sus brazos descansaban sobre el brazo del sillón y sus rodillas estaban sobre los cojines, abriéndose más ante el ataque del vampiro.

─S-Sí. ─Consiguió decir, a pesar de que su voz temblaba.

─Así me gusta ─susurró Min en su oreja. Acercando su mano entre las piernas de Joon, pasó un dedo sobre el apretado y rosado ano que se estremeció con su toque. Entonces sus dedos bajaron hasta sus testículos acariciando su miembro erecto.

─¡Por favor! ─La palabra salió de sus labios mientras temblaba ante las caricias del vampiro. Era como si Min hubiera prendido fuego bajo su piel y nada excepto tenerle dentro pudiera apagarlo.

─¿Por favor qué, Bebé? ─Min dijo detrás de él. Se había levantado un momento pero había regresado, arrodillándose al lado de Joon en el sofá. Joon miró por encima del hombro y vio al vampiro ante el fuego. Min tenía algo en sus manos. Se acercó para tocar a Joon de nuevo y hubo un frío aceite en la punta de sus dedos. Lentamente lo extendió por la apretada entrada de Joon y le abrió de una forma de la que nunca le habían abierto.

─ Por favor. ─Gimió de nuevo, sin estar seguro de qué quería. Un largo dedo entró dentro de él, ensanchando la entrada hacia su cuerpo.

─¿Pero qué me estás pidiendo, Bebé?─ Min preguntó de nuevo─. Dime qué necesitas. ─Otro dedo se unió al primero, adentrándose todavía más, preparando a Joon para su largo miembro. El simple pensamiento y las intensas sensaciones que le provocaba el vampiro hicieron que Joon se sintiera tan débil que casi no podía aguantarlo más.

─Maestro ─ susurró mientras Min se adentraba en él─, por favor, Maestro, necesito que me folles ahora.


Capítulo 4

─Joon ─ gruñó Min─. ¿Cómo puedo negarme ante semejante petición? ─ Joon sintió algo húmedo y contundente en la entrada a su cuerpo, y entonces, lentamente, Min se apretó contra él.

─¡Dios! ─ gimió, mientras el vampiro le sujetaba, para permitir la deliciosa invasión. Sintió como su grueso miembro lo abría, entrando agónicamente centímetro a centímetro mientras Min empujaba más fuete,penetrándole hasta el límite. Dolía, tal y como le había prometido el vampiro, pero era un buen tipo de dolor, el sentimiento de ser abierto y poseído por un poderoso y amable Maestro quién sabía exactamente lo que estaba haciendo y sabía cómo hacer que su primera experiencia fuera agradable para él.

Al fin Min estuvo dentro de él. Joon sintió como las acedaras del vampiro estaban contra sus muslos, y supo que estaba completamente dentro.
¡Dios, está dentro! ¡Tan dentro de mí! Pensó, a medias entre el dolor y el placer. Se mordió el labio, tratando de no gemir ante las intensas sensaciones.
Nunca había soñado con sentirse tan lleno, tan completo, tan amado y poseído.
Detrás de él, Min todavía estaba quieto, sin moverse, sólo llenándole, dejando que se acostumbrara a la sensación de tenerlo dentro de él.

─Joon ─susurró el vampiro, acariciando su espalda con cálidas y suaves manos─. Pequeño, ¿estás bien?

─ S-Sí. ─Joon consiguió decir, cerrando sus ojos fuertemente─. Se siente tan bien… demasiado. Casi es demasiado.

─Así es el sexo, Bebé. ─Min sonaba tierno y divertido al mismo tiempo ─. Llegar hasta el límite, tomando más de lo que puedes aguantar y pedir incluso más. Así. ─Retrocedió hasta sacar casi la cabeza y volvió a empujar, con un lento y suave movimiento, tan poderoso que Joon gritó.

─Dios, Maestro. ─Suplicó─. Sí. Si.

─¿Puedes sentirme dentro de ti, Joon? Llenándote, abriéndote, follándote. ─ Min gruñó, empujando de nuevo, más fuerte esta vez─. Ábrete para mí, Bebé, déjame llenar tu dulce cuerpo. Nadie nunca te tomará como lo estoy haciendo yo. Nadie será dueño de tu cuerpo y alma como yo. ─Empujó de nuevo, consiguiendo entrar todavía más adentro─. Puedo sentir tus latidos a mí alrededor, sentir como me aprietas tratando de tomarme entero. ─Le dijo a Joon, sujetando sus caderas fuertemente mientras la sacaba y la metía de nuevo─. Eres tan hermoso, moviéndote debajo de mí, tan hermoso abriéndote para ser follado.

La profunda y posesiva voz parecía llenarle la cabeza mientras la dura polla de Min le llenaba el cuerpo. Joon no sabía cómo podía estar soportando las intensas sensaciones que crecían dentro de él. Entonces sintió como una larga y masculina mano se puso entre sus piernas y cogió su miembro palpitante. Gimió cuando Min le acarició, moviendo su mano rítmicamente sobre él mientras su largo miembro entraba y salía del cuerpo de Joon. Envuelto en el placer y en la necesidad, Joon se agarró al brazo del sofá y se movió hacia atrás para acercarse más a su pene, moviéndose para unirse a Min mientras le follaba.

─Eso es, Bebé, muévete. ─La profunda voz de Min estaba llena de brusca emoción─. Muévete hacia mi polla, quiero sentirte apretado y caliente a mí alrededor cuando me corra dentro de ti. ─Mientras hablaba, acarició más fuerte el pene de Joon y cada vez más rápido, acercándole más y más hacia el orgasmo.

─¡Dios! Maestro… ¡Min, sí! ─Joon gimió. Sintió a Min dentro de él, unido a su cuerpo, pero de alguna forma el vampiro había cambiado de posición, cambiando ligeramente el ángulo de entrada. Ahora con cada empujón, la cabeza de su pene rozaba algo dentro del cuerpo de Joon, un lugar tan sensible que sentía calambres eléctricos de placer cada vez que lo rozaba. No sabía si Min lo estaba haciendo a propósito, pero sabía que no podría aguantar mucho más. Se estaba perdiendo, ahogándose en las olas de éxtasis que recorrían su cuerpo.

─Así es. Déjate llevar, deja que sienta como te corres mientras te lleno.
─Las bruscas órdenes de Min fueron lo que necesitaba Joon para sumirse en el abismo. Con un gemido, sintió como se corría sobre la caliente y grande mano que le había estado acariciando de forma tan experta. Clavó sus uñas en el sillón y arqueó la espalda abriéndose lo máximo posible para el grueso miembro que lo penetraba, tan profundamente que podía sentir en su alma.

Con un gruñido, Min se corrió también, sujetando firmemente a Joon por las caderas para empujarle hacia su polla. Joon pudo sentir el calor palpitante mientras el vampiro le llenaba, salpicando dentro de su cuerpo, haciéndole suyo, haciéndole sentir totalmente diferente.

─Maestro… Min… Oh, Dios. ─Se sentía tan bien ser reclamado así, ser completamente penetrado y poseído. Joon sabía que desde aquel momento estaba perdido. Había perdido su corazón ante el vampiro igual que él había perdido su alma cuando se convirtió en lo que era. Nunca iba a haber otra persona para Joon, no mientras viviera y recordara esta estremecedora experiencia.

─Bebé…Joon, tan dulce ─le murmuró Min, saliendo cuidadosamente de su cuerpo─. Eres tan hermoso cuando te corres. Tan abierto. Tan perfecto.

Joon sintió un tremendo placer dentro de él y junto a eso toda la energía de su cuerpo. Colapsó encima del sillón, cada músculo de su cuerpo se sentía cansado y flojo. Ahora que Min había salido de él, sentía un vacío que nunca se había imaginado aunque su corazón fuera libre. Por primera vez en su vida sabía sin tener que preguntar quién era y lo que quería.

Y lo que quería era a Jung Min.

─Ven aquí. ─El vampiro le abrazó. La mejilla de Joon descansó sobre su musculoso pecho. Se acercó más, notando el cálido olor de la piel de Min y su sentimiento de estar completo. Y también notó que estaba triste. Min le había dicho que esta iba a ser su única vez juntos, que Joon tendría que marcharse del apartamento y olvidar lo que había sucedido entre ellos. Y él no se sentía dispuesto a hacer eso, no pensaba poder marcharse sabiendo que no lo podría olvidar.

─Min ─murmuró contra su dorada piel─. Sé lo que dijiste sobre que iba a ser solo una vez pero no puedo… quiero decir… ─Levantó la cabeza, mirando los cálidos ojos avellana que ahora estaban tristes, en vez de llenos de pasión─. ¿Cuándo podré verte de nuevo? ─Soltó, sintiéndose un tonto. ¿No era esa la pregunta que se le hacía a una chica después de la primera cita? Y el grande y dominante vampiro era lo menos parecido posible a una chica. Pero Joon no pudo evitarlo, nunca nadie le había dicho qué decirle a un amante masculino, a un hombre que le había dominado y poseído, quién le había penetrado y le había enseñado todo lo que necesitaba saber de una sola vez.

─Bebé. ─La voz profunda de Min estaba llena de pena─. Sabes que no podremos vernos otra vez. Debes marcharte y olvidarme. Tener tu propia vida.

─¿No puedo tener mi vida contigo en ella? ─Rogó Joon ─. Has cambiado todo. Ya no soy la misma persona que era hace una hora y tú eres el motivo. Por favor, quiero pasar mi tiempo contigo, conocerte, estar contigo.

─Lo siento, Joon. ─Min sacudió negativamente la cabeza y se fue a recoger del suelo su ropa donde había caído amontonada de forma desordenada─. Pero eso no puede ser.

─¿Por qué no? ─Joon sintió lágrimas calientes caer sobre sus mejillas y miró hacia abajo silenciosamente, no quería que el vampiro le viera llorar─. Me dices que viva mi propia vida ¿Te haces una idea de lo que tengo en casa? Mi padre o se enfada conmigo o me llama marica. Y mi madre, bueno, tampoco lo lleva bien. Solo se mantiene fuera del camino y deja que haga lo que quiera. Mientras tenga su Valium, eso es todo lo que le importa.

─Lo siento, Joon. Más de lo que puedo expresar con palabras. Pero no podemos estar juntos. ─Se acercó y pasó sus dedos por el pelo de Joon─. Cada vez que te viera querría hacer el amor contigo, y terminaría por beber de ti. El sexo y la sangre están muy vinculados para un vampiro.

─¿Crees que me importa? ─Joon le miró con incredulidad─. No me importa que me muerdas cada vez. Solo quiero verte.

─Pero si bebo de ti cada vez que nos vemos, te volverás adicto a los compuestos químicos que inyecto cuando muerdo. ─Min le explicó pacientemente ─. Serías incapaz de dejarme. Estarías atado a mí para siempre y no puedo permitir eso, Joon. Está mal atar a alguien como tú, alguien tan hermoso y joven, limitar su elección. Tienes que ser libre para vivir tu vida y encontrar tu destino.

─Que le den al destino ─dijo Joon apasionadamente─. ¿No lo comprendes? Tú eres lo que quiero, Min, y eso no va a cambiar.

El gran vampiro suspiró. ─Eso es lo que piensas ahora, Joon, pero pueden pasar muchas cosas cuando eres joven. Toma ─Le entregó un montón de ropa a Min quién las cogió con sus temblorosas manos─. Vístete ─dijo y abandonó la habitación.

Joon se vistió lentamente, sintiendo cada músculo protestar ante sus acciones. Lo que su cuerpo realmente quería hacer era volver al sofá y acurrucarse con Min, besarle, abrazarle, alejar la tristeza de sus ojos avellana. Sabía que a Min le gustaba él, que quería ver a Joon tanto como él quería ver al vampiro de nuevo, pero no se quería dejar llevar por ese impulso.

Cuando estuvo decente otra vez, fue lentamente hacia la puerta, sintiendo como si alguien hubiera atado un bloque de cemento a sus pies. Nunca olvidaría esta noche pero nunca podría repetirla jamás. Cuando puso su mano sobre el manillar, Min, también completamente vestido, apareció por arte de magia y le rodeó con un brazo.

─Venga, Bebé ─dijo─, no te desanimes. Te acompañaré hasta el final del barrio carmesí y nos despediremos. ─Entrelazó sus dedos con los de Joon y le sacó hacia la oscura y fría noche. El viejo les rodeaba y Joon tuvo un escalofrío. Min se acercó a él y le pasó una mano por los brazos para calentarle.

Cuando llegaron a la esquina de la Sexta con la principal, le soltó reluctante y retrocedió alejándose del chico tembloroso. ─Adiós, Hyung Joon ─dijo suavemente─. Supongo que a partir de aquí podrás encontrar tu camino.

─Por supuesto que sí. ─Joon miró al suelo, arrastrando sus deportivas contra el suelo de cemento rajado. Unos dedos levantaron su barbilla para que pudiera mirar a los ojos avellana de Min, probablemente por última vez.

─Nunca te avergüences de quién eres. ─Le dijo el vampiro suavemente─. Sé a dónde regresas, pero tienes que ser fiel a ti mismo y recordar lo que has aprendido esta noche.

Joon sintió como su corazón se partía. ─Jung Min ─susurró─, he aprendido que te quiero.

El vampiro sacudió su cabeza. ─No más palabras, Bebé. Será mejor que nos separemos rápidamente.─ Min se acercó lentamente y le dio un último y apasionado beso. Cuando le soltó, había una gran pena en sus ojos y Joon pensó que eso le iba a romper el corazón.

Joon abrió la boca para decir algo más, para rogar por última vez, pero con una rápida brisa, el vampiro desapareció.


Epilogo

Ocho años más tarde….

Kim Hyung Joon, el artista más guapo y joven de toda Corea del Sur miraba en las profundidades de un Martini y suspiraba. A su alrededor sonaba música clásica y la gente se preguntaba sobre las obras de la galería de arte, estudiando su trabajo. La presentación fue todo un éxito, finalmente su carrera despegaba. ¿Entonces por qué no era feliz?

─Hey, Hyung Joon, ¿A qué viene esa cara larga? ─Kim Kyu Jong, su nuevo agente, puso un brazo a su alrededor y le apretó─. La presentación va genial, ya han estado negociando con la mitad de tus obras.

─Eso me mantendrá en el negocio de la pintura por un tiempo. ─Joon notó que sonaba molesto y trató de sonreír─. Lo siento, Kyu… te debo todo esto a ti. Gracias por ayudarme a mostrar mis obras.

─Sin problemas. ─ Sungmin estrujó sus hombros de nuevo y le soltó─. ¿Dónde está Saeng esta noche?

Joon se encogió de hombros. ─Hemos roto. Sabes que no puedo mantener una relación mucho tiempo.

Kyu frunció el ceño. ─Ya he notado eso. ¿Qué ha pasado esta vez?
¿Os peleasteis por quién tenía el control del mando a distancia de la televisión?

Joon sonrió. ─No es eso. El no… no daba la talla. Ninguno de ellos la da.

─¿Comparado con quién? ¿Hubo alguien más? ¿Alguien en tu pasado que no puedes olvidar?

─Se podría decir eso. Ni siquiera era una persona. Era un sueño. ─Joon suspiró y trató de sonreírle a su agente─. No hablemos de eso ahora. Cuéntame que obras se han vendido ya.

─Bueno, Destrozado se compró de inmediato. ─ Kyu hizo un gesto hacia un gran cuadro que estaba en la parte delantera de la galería─. Y el senador Michaels y su mujer van a comprar Desesperado y Nunca demasiado lejos. Eso es bastante, sabes.

Joon sonrió. ─Lo sé. ¿Algo más?

─Bueno… ─ Kyu dudó─. Sé que dijiste que no estaba a la venta pero casi todo el mundo aquí ha preguntado sobre el pequeño cuadro de la esquina. El que se llama Los Perdidos. ─Señaló hacia una de las esquinas oscuras de la parte trasera de la galería.

Joon sacudió su cabeza negativamente. ─Lo siento, Kyu, pero no puedo separarme de ese, es demasiado especial para mí. Ni siquiera sé por qué lo he sacado. Solo era optimismo, creo. ─Suspiró y puso su Martini medio vacío sobre la bandeja de un camarero que pasó a su lado. Ya había bebido suficiente para una noche.

Kyu frunció el ceño. ─Está bien, pero pensaba que deberías saber que se interesan por él. ¿No puedes al menos decirme cual es el nombre del modelo? Es tan guapo que me dan ganas de saltar encima de él.

Joon le dedicó una fantasmal sonrisa. ─No dejes que Hong Ki escuche eso, Kyu.

Su agente se encogió de hombros. ─Sí, bueno… ¿Fue alguien que conociste en el Villaje?

─No. ─Joon negó con la cabeza y pasó una mano por su rubio pelo─. Solo un sueño que tuve una vez. Uno que no pude olvidar.

─Dímelo si cambias de opinión. ─ Kyu cogió una bebida de otra bandeja─. Creo que Lady D’Haveline me espera. Lleva con su ojo puesto en Ciudad maldita toda la noche. ─Se apresuró para ser amable con una vieja mujer con pelo gris mientras Joon volvía hacia la multitud.

Como si fuera atraído por un imán, se encontró en frente al pequeño cuadro que había pintado unos días antes. Mostraba a un hombre de pelo castaño oscuro con ojos avellana mirando a una chimenea donde el fuego vibraba. El fuego se reflejaba en el desnudo torso del hombre produciendo sombras doradas y había una expresión de anhelo en su hermosa casa. Sentado junto a él, en un sofá rojo había un gato persa blanco, también mirando al fuego. La pintura no se parecía nada al estilo habitual de Joon, pero era una pieza interesante.

Por esto no soy feliz. Joon miró el pequeño cuadro, sabiendo que era verdad. Por eso siento que todos mis logos de esta vida son llanos, porque mi existencia entera parece incompleta. NO importaba lo que hiciera o a donde fuera, el recuerdo del barrio carmesí le perseguía. Había pasado tanto tiempo ya que a veces se preguntaba si no había sido un sueño demasiado vívido. Pero al contrario que otros sueños, no se había difuminado. Todavía podía recordar las manos de Min sobre su cuerpo, todavía podía saborear sus labios, escuchar su profunda voz murmurando…

─Hola, Bebé. ─Una voz familiar susurró en su oreja.

Joon se giró, incapaz de creer lo que había escuchado. Después de todos estos años, ¿Podía ser…?

Jung Min estaba ante él, se veía exactamente igual que aquella noche hace tanto tiempo, excepto que iba vestido con un traje negro de Armani que remarcaba sus hombros musculosos y tenía al pelo de un curioso rosa. Joon se paralizó ante el vampiro, incapaz de moverse.

─Eres… ─se aclaró la garganta, tratando de mantener su voz constante─. ¿Eres tú de verdad? ¿Después de todos estos años?

No podía creer lo que veía. ¿Cuántas veces le había parecido ver al vampiro, una cara en la multitud en su última exhibición o un flash de sus ojos avellana en un oscuro callejón? Pero cuando iba hacia la visión, siempre desaparecía.

¿Podría ser Jung Min en carne y hueso? Quería tocarlo para asegurarse de que sus sentidos no le estaban jugando una mala pasada, pero no se atrevía. ¿Qué sucedería si desaparecía, igual que había pasado tantas otras veces?

Min sonrió, mostrando ligeramente los colmillos. ─Sí, Joon, soy yo. ─Levantó una mano─. Tócame si no me crees.

Temblando, Joon levantó una mano para posarla sobre la mejilla del vampiro.
La firme y fría piel era exactamente tal y como la recordaba y sabía que si se hubiera acercado, solo un poco más, hubiera podido oler su almizclada fragancia. ─ Eres tú ─respiró─. Tantas veces pensé que te había visto pero luego no estabas. ─ Sacudió la cabeza─. Has regresado.

Min giró su cabeza para besar el centro de la palma de la mano de Joon, haciéndole estremecerse de la cabeza a los pies. ─He regresado ─dijo─. O, para ser sinceros, nunca me fui.

─No lo comprendo. ─Joon se acercó más, mirando sus ojos avellana.

─Te he estado observando ─dijo Min suavemente─. Esperando a que crecieras. Para estar seguro.

Joon emitió un sonido entre una risa y un sollozo. ─Tuve que dejarte seguir tu propio camino, encontrar tu lugar en el mundo. ─Extendió sus manos, señalando a la galería entera─. He visto que has hecho un buen trabajo, Joon. Estoy orgulloso de ti. Joon sintió el rubor crecer en sus mejillas. ─Tú, eh, todavía te ves igual.

Min se encogió de hombros. ─Los vampiros somos inmunes al paso del tiempo. Tú también sigues siendo parecido.

─Sí, bueno, supongo que todavía tengo la misma cara de niño. ─Cruzó sus brazos sobre su pecho─. Así que realmente eras tú al que veía en todas partes todos estos años.

Min asintió. ─Sí. Quería vigilarte, aunque tú nunca pudieras verme de nuevo. Sabes, estaba convencido de que me olvidarías y seguirías adelante. Tantos años y todavía no lo has hecho.

─Nunca lo olvidé. ─La voz de Joon sonaba irregular y sintió como se humedecían sus ojos─. Dios, no sabes la agonía que tuve que atravesar los últimos ocho años. Echándote de menos, viéndote entre la multitud, para ver luego que no estabas, y que quizás nunca lo hubieras estado. Incluso traté de convencerme de que había sido un sueño. Era menos doloroso así.

─Joon, lo siento mucho. Pero sé por lo que has pasado porque yo también
me sentía así. ─Min avanzó y trató de abrazarle, pero Joon evitó sus brazos─.

No. ─Sacudió la cabeza─. No, no lo creo. ¿Cómo pudiste mantenerte alejado si sentías lo mismo?

─Lo hice por tu bien. ─Los ojos avellana del vampiro estaban llenos de sentimientos que Joon tenía miedo de creer─. Cuando hice el juramento renunciando a mi vida de antes y me convertí en guardián, juré nunca hacer daño a otro humano, nunca daño permanente.

─Bueno, has hecho mucho daño. ─Joon trató de hacer que su voz sonara brusca─. Mírame, todo lo que he logrado, lo que he conseguido está vacío. Todo está vacío sin ti ─Le miró furioso a los ojos─. ¿Entonces para qué has venido esta noche? ¿Para decirme que estás orgulloso de mí? ¿Para decirme que tenga una buena vida? ¿Qué ibas a hacer, venir a mirar un rato tu retrato y luego desaparecer ocho años más? ¿Los siguientes ochenta años?

─Es cierto. He venido por esto. ─Min señaló el pequeño lienzo que se le parecía─. Te vi pintarlo, sabes. ─Su profunda voz era anhelante─. Fue entonces cuando supe que no lo habías olvidado y… decidí romper mi juramento.

─Yo… no lo comprendo ─Joon le miró, casi demasiado aterrado para tener esperanzas─. ¿Estás diciendo…?

─Que todavía te quiero. ─Min avanzó y acarició su caliente mejilla con un largo dedo─. Esa noche que pasamos juntos, esas escasas y preciosas horas, me marcaste tanto como yo te marqué a ti. Pusiste una marca en mi corazón, Bebé. Una que no he sido capaz de olvidar.

─Min. ─Joon susurró. Se adelantó y se dejó llevar por el abrazo del vampiro─. Tantos años he esperado y deseado esto. No me importa si me convierto en adicto a ti, ya lo soy. Esos últimos ocho años han sido una pesadilla.

─Para mí también, Bebé. ─Min le besó en la frente y se inclinó un poco más para besarle suave pero vorazmente─. Te he echado de menos ─susurró─. Te he deseado tanto. Pero tenía que estar seguro.

─¿Y ahora lo estás… maestro? ─Joon miró hacia arriba para ver como el vampiro reaccionaba ante esta palabra. Al ver el calor brillando en los ojos de Min notó una ardiente llama respondiendo dentro de él. Inclinándose robó un beso de sus sensuales labios ojos con los que tanto había soñado.

─Hyung Joon. ─Min pasó sus dedos por su espeso y café pelo y le acercó más a él─. Nunca he estado más seguro de nada en mi vida. ¿Me darás una oportunidad de compensarte por los años que pasamos separados?

Joon miró sus ojos avellana y lo consideró. No comprendía totalmente los motivos de su amante para mantenerse alejado tanto tiempo, pero el vampiro había cambiado su vida, le había hecho lo que él era ahora. No había sido solo una noche de pasión que habían compartido, pero las palabras de despedida de Min le habían marcado. Nunca te avergüences de quién eres. Le había dicho a Joon. Tienes que ser fiel a ti mismo.

Recordando esas palabras y la mirada que Min que le había hecho capaz de salir del armario ante su familia y de escoger el arte como carrera en vez de ir a la universidad de derecho como su padre quería. Y a decir verdad, quizás necesitaba esos años para crecer, años de dolor y soledad para hacer realidad sus sueños y encontrar su camino. Había sido capaz de cumplirlos todos excepto uno, y ahora lo que necesitaba desde hace tantos años le era ofrecido.

No, no lo comprendía del todo, pero estaba dispuesto a perdonar, Joon notó. Dispuesto a darle a Min otra oportunidad y dejar que su sueño se hiciera realidad.

─¿Bebé? ─Jung Min le miró ansioso y Joon notó que todavía no había respondido.

─Sí ─susurró, acercando la cabeza de su amante para besarle apasionadamente─. Sí, Jung Min. Sí, maestro.